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Amando de Miguel

Decoración sin alma

Es decir, desalmada. No otra cosa son esos magníficos dibujos y rutilantes fotografías que retratan ambientes domésticos. Son una alta expresión del orden, pero no aparecen personas. Son espacios bellísimos, pero no parece que los habite nadie. No apetece vivir en una atmósfera tan pulcra. Pasa un poco como en los modelos de ropa. Son ejemplares hermosísimos de la especie humana, pero la indumentaria que llevan es poco “ponible”. En los anuncios de coches pasa algo parecido: no suelen llevar pasajeros. Qué lejos quedan aquellos anuncios de los años cincuenta con los coches aerodinámicos ocupados por toda la familia.

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