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Julia Escobar

Los afganos de Europa

De los muchos artículos en torno a la situación provocada por los sucesos del 11 de septiembre hay uno del que creo interesante transmitir lo esencial a todos los que, por casualidad, no hayan leído el “Diario de Burgos” del pasado 23 de septiembre.

Lo firma don Juan José Laborda, senador del PSOE por Burgos y portavoz de su grupo en el Senado, del que fue presidente durante dos legislaciones. Este preclaro prócer dice en un artículo, titulado Los españoles de Asia, que los afganos son precisamente eso (de lo que hay que inferir que, tal vez, los españoles somos los afganos de Europa).

Resulta que Laborda sabe mucho de Afganistán, donde, según nos cuenta, estuvo unos días en marzo de 1992, “un mes antes de que los mujaidines derribaran los restos del gobierno prosoviético de Najibullah… Había visitado un campo de refugiados y me expresaron su simpatía, verdaderamente sincera y entrañable, vistiéndome con un mantón como el que ellos usaban, y haciéndome subir a la grupa de uno de sus camellos”.

Aquella misma noche (ya en Islamabad), el entonces embajador de España en Pakistán, el señor José María Ulrich, recibió a la delegación del Senado y enseñó a sus invitados un tomo de la “Historia de la India” de la Universidad de Oxford, cuyo capítulo dedicado a Afganistán empieza con esas luminosas palabras: “Los afganos son los españoles de Asia”. No necesitaba más Laborda para estimular su aguda mente y sacar, entre otros, los siguientes paralelismos:

“Desde luego, los afganos tienen la misma fama que teníamos los españoles durante el siglo XIX, y que explica las pasiones que despertó nuestra guerra civil. Un pueblo con coraje, dignidad, un profundo sentido de la independencia y una mítica capacidad para vencer a enemigos muy superiores”.. Y sigue una comparación entre Napoleón, el Imperio británico y los soviéticos que no tiene desperdicio, por falaz e inexacta.

Pero Laborda lo borda (no he podido evitarlo) cuando, para reforzar la similitud entre ambos pueblos, asegura que “la victoria sobre Napoleón alumbró el reinado integrista de Fernando VII. Violencia, guerra civil, golpes de estado, clericalismo, disputas sobre los colores de la bandera, represión de las minorías y de las mujeres” y pare usted de contar.

No contento con esto, Laborda insta a las democracias (de las que supongo excluye a España) a “no equivocarse como se equivocaron tantas veces con España en los últimos doscientos años” (?) y termina, apocalíptico: “Como España ayer, Afganistán vive hoy los dramas internacionales como tragedias nacionales”.

A la luz de este hermanamiento no sé a que esperamos las españolas para apoyar a nuestras “gemelas” afganas vistiendo nuestras arrumbadas burkas, ésas que los malvados clérigos nos obligaron a llevar durante casi dos siglos hasta que ganó las elecciones el PSOE y se produjo el liberador destape.

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