Menú
Julia Escobar

El LIBER se divierte

La reina Sofía ha inaugurado la l9ª Feria Internacional del Libro, LIBER 2000, en un acto que se produjo sin palabras previas: pura presencia. Ésta bastó para contentar a los editores españoles reunidos en el parque ferial Juan Carlos I, que simultaneaban su oferta libresca con canapés a cuál más suculento. Había gran expectación entre los directivos, muy nerviosos algunos porque les habían dicho que la Reina pasaría por su caseta. Muchos, y de renombre, se marcharon, ya tarde, sin que la esperada visita se hubiera producido y algo contritos. No así Jesús de Polanco, presidente de PRISA, cuya caseta, es decir la de Santillana fue, después de la de Chile - país invitado este año- la primera que visitó nuestra soberana.

Si la tortilla de patatas era buena en esta caseta, nada malo era el jamón que ofrecía la de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos, cuya directora, Magdalena Vinent, se quejaba de los pocos autores que se acercaban a ellos, no ya a visitarles, sino a afiliarse a esta sociedad gestora de derechos de autor. Y es cierto que muchos autores españoles desconocen incluso la existencia de la misma, siendo así que les reportaría bastante dinero afiliarse. En particular si son autores prolíficos y que traten materias muy “fotocopiables”, porque CEDRO lo que hace es repartir entre sus asociados el dinero que se recauda entre las copisterías y es, quizás, la única asociación que no sólo no te cobra nada por ser socio, sino que además te paga. ¿Hay quién dé más?

En los corrillos se intentaba desprestigiar a las autoridades oficiales, sin mucha convicción, porque lo único que se desprendía de lo que decían es que el sector no puede ir mejor. Los temores que hace un año despertó la liberalización de los precios en los libros de texto han desaparecido al ver que no se producía la catástrofe anunciada. El año pasado, siguiendo la tónica imparable de los últimos cinco años, los editores españoles publicaron 62.224 títulos, lo que supone un incremento del 1,3% respecto a 1999, fecha en la que se publicaron 61.426. No está nada mal si se considera que durante ese año en Francia se publicaron 49.767 títulos.

Claro que un capítulo muy goloso para la edición española es el de las exportaciones a Hispanoamérica. Precisamente por eso han invitado a Chile, país al que exportan libros por valor de 4.000 millones de pesetas aunque algunos interpretaban la invitación como un homenaje al juez Baltasar Garzón. Hay quién no sabe qué decir para politizar las cosas. Pero también existe otro motivo: poner remedio a la piratería editorial de la que son víctimas algunos editores españoles. Entre una cosa y otra en Chile sólo se han registrado legalmente en el ISBN 2.420 títulos durante el año pasado. Es difícil saber dónde están las verdaderas víctimas.

Por muy bien que vaya la edición española (y, a pesar de los agoreros, va de perlas) el LIBER no deja de ser una feria bastante local, y de dudosa repercusión internacional, que sirve para que se reúnan, un año en Madrid y otro en Barcelona, los editores de ambas ciudades y de las demás autonomías españolas. No hay más que ver la lista de países extranjeros presentes en esta edición: casi todos los latinoamericanos, incluido Brasil, Egipto, Taiwán, Marruecos y Libia; del resto del mundo libre, muy pocos. Con razón Emiliano Martínez, presidente de la Federación de Gremios de Editores ha calificado a esta feria de antesala de la de Francfort, que es donde de verdad se corta el bacalao a escala mundial.

En Opinión