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Diana Molineaux

Aguas revueltas en Irán

A su regreso de Asia Central y Rusia, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld señaló que la guerra contra el terrorismo está modificando las alianzas y amistades. Irán podría ser una de las primeras muestras.

El nuevo lema de los jóvenes iraníes “te amamos, América” no molestaría mucho a los ayatolas sino fuera porque es la materialización de la protesta juvenil, cansada ya de las cortapisas de la teocracia y porque el mayor ídolo de esta protesta se encuentra nada menos que en Reza Pahlevi, hijo del sha persa destronado en 1979 por los ayatolas chiítas y residente en Maryland.

De hecho, Teherán ayuda calladamente la campaña antiterrorista de Washington con promesas de auxiliar a los soldados que puedan resultar heridos y cerrando los ojos ante el uso de su territorio para abastecer a los infiltrados norteamericanos.

Con el desasosiego de sus jóvenes, a Teherán no le interesa agudizar sus diferencias con Washington y a Estados Unidos le gusta un acercamiento tácito. El precio es bueno para los dos, a los ayatolas chiítas, no les duelen demasiado las aflicciones de los mullahs sunitas de Kabul, financiados por su rival saudí y a Bush no le cuesta repetir las alabanzas del Islam.