Rusia golpea al cártel

Tenía que llegar y ya está aquí, aunque en una forma un poco distinta a lo que cabría esperar por la propia historia de la OPEP. Resulta que la Organización de Países Exportadores de Petróleo quiere recortar la producción de crudo en un millón y medio de barriles diarios, a partir del próximo 1 de enero, para hacer subir un precio que ha caído el 30% en los dos últimos meses. Pero los jeques saben que si no se suman al recorte los países productores que no pertenecen al cártel, no hay nada que hacer. Y aquí han topado con una Rusia que no está dispuesta a hacer concesiones.

Putin y Bush viven ahora una especie de luna de miel, por obra y gracia de Ben Laden y el primero no está dispuesto a estropearla justo ahora que a las economías industrializadas les viene bien un petróleo barato para empezar cuanto antes a remontar el vuelo. Rusia, además, llevaba tiempo aumentando su producción para aprovechar que la OPEP estaba respetando las cuotas asignadas y obtener así esos mayores ingresos en dólares que tanto necesita su maltrecha economía. De ahí que ahora no quiera renunciar.

Esto supone un serio problema para la OPEP porque la Organización ya sólo supone un 40% del mercado mundial, cuando hace tres décadas llegó a representar casi el 75% de la producción total. Por ello, si los productores que no pertenecen a ella no se suman a los recortes, especialmente Rusia, será bastante difícil que puedan controlar el mercado y los precios. O sea, al final, después de dos años de tener sujetas con firmeza las riendas del petróleo en todo el mundo, han empezado las disensiones que han puesto fin a ese control. Y lo curioso es que esas disensiones no han sido, como en otras ocasiones, entre los miembros de la OPEP, tan habituados a pactar cuotas que luego no cumplía. Esta vez ha sido entre terceros. Y es que no hay nada como muchos competidores para acabar con los monopolios y el poder de mercado de los cárteles. Rusia lo ha hecho esta vez.

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