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Jóvenes bien adoctrinados

“Los grupos de apoyo a ETA se han enquistado en los ámbitos educativos del País Vasco”. Esta afirmación encabezaba el programa electoral sobre educación que elaboró el PSE hace menos de un año con motivo de las elecciones de mayo en el País Vasco.

La izquierda vasca flirteó durante mucho tiempo con el nacionalismo, así que los hijos veinteañeros de los antifranquistas del 68 se han criado en ambientes familiares y escolares pro nacionalistas. Mikel Iriondo, miembro de “Basta ya”, que iba en las listas del ex candidato del PSE, Nicolás Redondo, manifestó por aquellos días en una entrevista concedida a la revista digital docencia.com su convencimiento de que los jóvenes violentos del entorno etarra mamaban el nacionalismo en casa y en la misma escuela, donde muchos de sus profesores y de los libros de texto que utilizaban alimentaba su conciencia de pertenecer a un país oprimido por España.

Iriondo, Azurmendi, Juaristi y tantos otros que han vivido en sus propios hijos el ambiente doctrinario de las escuelas vascas de los últimos años conocen mejor que nadie la responsabilidad que ciertos educadores de ikastolas e institutos tienen en la difusión de la ideología que domina entre jóvenes simpatizantes del nacionalismo.

Las Juventudes Socialistas de Euskadi se oponen a la ilegalización de Batasuna. Pero es que, educados en ese ambiente, no puede extrañarnos que los jóvenes socialistas sean tan “comprensivos” con las posturas totalitarias y desconozcan el valor de la vida democrática. Al fin y al cabo, muchos de sus antiguos compañeros de pupitre, algo más radicales que ellos en sus reivindicaciones nacionalistas, son ahora simpatizantes e incluso miembros del partido nacionalista abertzale.

Tiene razón Caldera cuando afirma que algo ha cambiado en el País Vasco. Lo que ha cambiado radicalmente es la postura oficial de su partido frente al nacionalismo. Nicolás Redondo representaba a ese sector de la izquierda que por fin se daba cuenta de que con sus sonrisas al nacionalismo no había conseguido otra cosa que alimentar el régimen del terror. Defenestrado Redondo, han muerto las ilusiones de los que con él dijeron hace meses ¡Basta ya!, han muerto las ganas de la izquierda por recuperar la democracia. Desgraciadamente, no nos va quedando otro remedio que aceptar que gracias a tipos como González, Jáuregui, Zapatero o Caldera aquel movimiento que estuvo tan seguro de convencer a los ciudadanos vascos ha quedado reducido a una lista de 42 valientes profesores que saben que se están jugando su trabajo y su vida sólo por decir la verdad.



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