La Agencia Española del Medicamento ha retirado de la circulación un total de 160 productos vendidos como complementos dietéticos en herbolarios y consultas de medicina natural, al ser considerados como medicamentos por su composición. Según explicaron fuentes del Ministerio de Sanidad a Libertad Digital, estos productos contienen principios activos vegetales considerados medicinas en sí mismos, por lo que deben tener la autorización correspondiente de la Agencia del Medicamento. Ustedes, como yo, se preguntarán cuál es la diferencia entre una planta medicinal y una que no lo es; o lo que es lo mismo, por qué la tila no es un medicamento y sí lo es la valeriana, por ejemplo. Pues bien, el Ministerio de Sanidad asegura que la única diferencia está en “la tradición”. Cómo lo leen. Al parecer, hay plantas que por su tradición no son consideradas medicamentos y otras, no tan tradicionales, que sí lo son a juicio de la legislación española.
Buscando en la normativa vigente la definición de medicamento, dice así: “Toda sustancia medicinal y sus asociaciones o combinaciones destinadas a su utilización en las personas o los animales que presente propiedades para prevenir, diagnosticar, tratar, aliviar o curar enfermedades o dolencias o para afectar a funciones corporales o al estado mental. También se consideran medicamentos las sustancias medicinales o sus combinaciones que pueden ser administrados a personas o animales con cualquiera de estos fines, aunque se ofrezcan sin explícita referencia a ellos”. No sé ustedes, pero yo sigo sin saber la diferencia entre la valeriana prohibida y la tila vendida a mansalva en el súper del barrio. Sin embargo, la Ley sigue y aclara, o pretende hacerlo, qué significa eso de sustancia medicinal. Dice que es “toda materia, cualquiera que sea su origen humano, animal, vegetal, químico o de otro tipo a la que se atribuye una actividad apropiada para constituir un medicamento”. ¿Les aclara algo? A mí, nada.
Los médicos naturistas están de acuerdo con que el Ministerio empiece a investigar al respecto, porque saben que hay mucho listillo que aprovechando este vacío legal vende sus productos sin control alguno. Sin embargo, tampoco entienden esa diferencia entre plantas medicinales y no medicinales. El doctor Gabriel Contreras, presidente de la Asociación de Médicos Naturistas, considera que ya iba siendo hora de que se pusiese un poco de control, sin embargo cree que de momento el Ministerio está dando “palos de ciego”. Contreras asegura que las contraindicaciones de estas plantas, que las hay, dependen de su dosis. Por eso es necesario que se exija una preparación a los vendedores de los herbolarios como ocurre en el caso de las farmacias, así como que los laboratorios que las fabrican detallen la composición exacta del compuesto.
La legislación española a este respecto no es clara ni suficiente y además el consumidor carece de información. Si nadie lo remedia, esto nos lleva directamente a las farmacias, que ya han empezado a vender “productos naturales” aprovechando el tirón de la demanda. Antes, a nadie le importaba que los herbolarios vendieran sin control. Ahora, la industria farmacéutica se ha dado cuenta de que el pastel ha crecido y quiere su parte. Lógico, pero ¿es equilibrada la competencia entre farmacias y herbolarios? Parece claro que esta situación perjudica a los médicos naturistas, a las herboristerías, y a los consumidores. Pero ¿a quién beneficia?
Enlaces de interés:
- Agencia del Medicamento
- Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos
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