En un país convertido en montaña rusa, donde la Justicia figura, junto con el Parlamento, entre las instituciones más desprestigiadas y donde la harina de trigo (argentino) puede subir de precio un 21,3% en un mes –¿por el aumento del dólar?–; en un país tan anestesiado socialmente que en los primeros tres meses del año murieron asesinados 34 policías, y en sólo un día (el 5 de abril) cuatro fueron asesinados en la capital federal y zonas linderas, nada es lo que parece ser, y en el imaginario popular las cárceles pronto estarán dotadas de puertas giratorias para facilitar entradas y salidas, en un marco donde la Corte Suprema en pleno, sometida a juicio político por multiplicidad de cargos, debe, en estos días, presentar su defensa ante un Parlamento igualmente cuestionado.
Uno adentro Pocos personajes tiene hoy peor imagen pública que el otrora súper-ministro (el ministro con súper-poderes cohonestados por el Parlamento) Domingo Cavallo, que manejó la economía nacional a su arbitrio durante casi una década (91-96), primero con Carlos Menem y más recientemente con el fantasmagórico Fernando de la Rúa (2000-2001).
Durante esos años, no sólo fue Cavallo el hombre que pergeñó y ejecutó el diseño de la economía argentina hasta sus mas mínimos detalles, sino que manejó con mano de hierro una serie de “operaciones” que trascendieron en mucho la esfera de lo estrictamente económico. De las múltiples causas judiciales que acosan al ex–ministro, el pasado 3 de abril, una le llevó a prisión. Se trata del procesamiento que se le sigue por el supuesto papel que habría tenido Cavallo en las ventas de armas efectuadas por Argentina a comienzos de los 90, cuando desafiando embargos internacionales vendió 6.500 toneladas de armamentos (cañones, fusiles de asalto y municiones) a Croacia y Ecuador. El entonces ministro Cavallo firmó documentos que aseveraban que tales armas se vendían a Venezuela y Panamá.
El ex-presidente Carlos Menem pasó seis meses en arresto domiciliario por la misma causa hasta que un controvertido fallo de la Corte Suprema (hoy sometida a juicio político) le liberó. Sin embargo, dependiendo de las declaraciones futuras de Domingo Cavallo, no sólo Menem, sino varios ex-miembros del gabinete podrían volver a la cárcel.
Lo curioso de esta situación es que mientras, de acuerdo con las encuestas de opinión, un 45,5% de la población cree que la prisión se debe a presiones del poder político, el 78,5% opina que el ex-ministro merece ser acusado o detenido por algún otro hecho, además del tráfico de armas. El deseo de ver entre rejas a quienes condujeron al país a la situación en que se encuentra convive simultáneamente con la extrema desconfianza respecto de la independencia del Poder Judicial.
Uno afuera En medio de lo que pareció una pequeña algarada, unas 100 personas se reunieron para esperar la liberación del líder piquetero Emilio Alí, que recuperaba su libertad merced a una decisión del tribunal de apelaciones de la provincia de Buenos Aires.
Sobre Emilio Alí (un personaje absolutamente intrascendente, convertido en una especie de héroe mediático) pesaba una condena de cinco años y seis meses por los delitos de tentativa de hurto, coacción y extorsión, además de otra causa penal previa por amenazas. Si bien el fiscal va a apelar la medida y cuenta con sólidos argumentos para ello, se descuenta que no tendrá éxito, por cuanto el “movimiento piquetero” convirtió la libertad de Alí en una “bandera reivindicatoria”, llegando incluso a amenazar con concentrar 50.000 (sic) personas alrededor de la cárcel en caso que el fallo del tribunal le fuera adverso.
Independientemente de lo improbable del cumplimiento de esta amenaza, el joven líder piquetero (27 años) expresó su convicción respecto de haber sido víctima de una “causa política” y haber logrado su libertad merced no a la justicia sino “...a la lucha de los compañeros piqueteros..” y su voluntad de reincorporarse a la misma. Alí, ex-vendedor ambulante, pasó a liderar uno de los grupos piqueteros de la ciudad de Mar del Plata (sobre la costa Atlántica, unos 400 kms al sur de la capital) antes de ser detenido en un intento de saqueo.
No son pocos quienes estiman que la libertad de Alí no solo impulsa y alienta los reclamos violentos, sino que establece un peligroso antecedente al dejar en evidencia la debilidad de los poderes políticos que una y otra vez ceden antes las presiones de los grupos piqueteros.
Y la carrera que comienza El mes de marzo concluye con luces rojas por doquier. No sólamente que la recaudación fiscal continúa cayendo (esta vez un 7%) a valores que llevaron al gobierno a implantar “retenciones” a diversos rubros exportables en un afán cuasi desesperado por recaudar fondos, en un marco donde la rebelión impositiva alcanza a cifras del 80% en ciertos puntos del país; si no que además, el panorama tiende a hacerse aún más difícil en los meses venideros.
Al endurecimiento de la postura del Fondo Monetario Internacional (FMI) para desembolsar mas dinero se añade el hecho que la suba de precios de un 4% durante el mes de marzo deja un arrastre técnico del 3% para el mes de abril, lo que se convierte en un piso muy peligroso sobre todo al tomar en cuenta que rubros como aceite, carne o trigo continúan su veloz escalada ascendente a pesar de un dólar que se mantiene artificialmente quieto.
El temor a los aumentos lleva a quienes aún pueden hacerlo a anticipar consumos, pero este expediente resulta un pobre paliativo frente a la licuación de poder adquisitivo, lo que a su vez actuará como depresor de la demanda y detonante de reclamos saláriales a corto plazo.
Hay además elementos de inflación encubierta que saldrán a superficie en cuanto se concrete el reajuste en las tarifas de los servicios públicos a los que se sumará el paulatino pero constante aumento de los combustibles y el transporte. Entretanto, a más de un mes de comenzado el año escolar, no menos de dos provincias no han iniciado aún sus clases por conflictos irresueltos con los docentes... la educación es hoy toda una prioridad.... ¿no es cierto?
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