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La irresponsabilidad de la CNMV

El miércoles, la CNMV emitió una lacónica nota de prensa anunciando la remisión a la Fiscalía de la Audiencia Nacional de la investigación que estaba llevando a cabo sobre una supuesta manipulación de la cotización de Puleva Biotech cometida por una “persona física” –aclaración innecesaria, pues los delitos los cometen siempre personas físicas–, por entender que existen indicios de delito. No se especifican los motivos que llevaron al organismo regulador a iniciar esa investigación, ni tampoco el medio o los medios por los que la supuesta alteración de la cotización –tampoco se dice, por cierto, si fue al alza o a la baja– se llevó a cabo.

Sin embargo, fuentes de la CNMV filtraron a la agencia EFE que se trataba de difusión de noticias falsas a través de Internet –presumiblemente en un chat–, y creyeron necesario aclarar que esa “persona física” “no pertenece necesariamente a la cúpula directiva”. Si la CNMV cree que lo que ha descubierto tiene suficiente entidad como para que intervenga la Justicia, no es de recibo la falta de transparencia con la que ha anunciado oficialmente su actuación, sin dar detalles de los indicios que le han llevado, en primer lugar, a investigar, y en segundo lugar, a poner a disposición judicial el resultado de sus investigaciones. Sobre todo si se tiene en cuenta el daño que una información defectuosa o incompleta puede causar a los intereses de los inversores y de los accionistas de Puleva Biotech. Si ya de por sí es grave esta falta de transparencia que se intenta suplir con filtraciones no oficiales, ese “no pertenece necesariamente a la cúpula directiva” raya en el escándalo, pues pone en entredicho irresponsablemente a la dirección de la empresa precisamente en un momento en el que los mercados de valores están especialmente sensibilizados a causa de los fraudes contables.

Es urgente que la CNMV aclare los detalles de su investigación, por el bien de la empresa y sus accionistas, cuya salvaguarda es la principal razón de ser del organismo que dirige Blas Calzada. Tendrá que empezar por someter al escrutinio público la solidez de los indicios en que ha basado su investigación y las razones que le han llevado a pensar que existen indicios de delito suficientes como para ponerlos en conocimiento del fiscal. E inmediatamente después deberá aclarar si, a su juicio, la dirección de Puleva Biotech está o no implicada en la supuesta manipulación, pues de lo contrario, estaría incurriendo precisamente en aquello que pretende combatir: la alteración del precio de los valores a través de rumorologías y noticias falsas.

En cualquier caso, titánico trabajo le espera a la CNMV si, a partir de ahora, se ocupa de rastrear los centenares de noticias más o menos creíbles y de rumores más o menos malintencionados que se vierten diariamente en las decenas de webs dedicadas al mundo de la Bolsa. Aun suponiendo que sea tan sencillo separar los bulos de los rumores con cierta verosimilitud, todavía quedaría la no menos ímproba tarea de identificar la IP de donde procede una noticia falsa. Y después de identificar la IP, aún quedaría por saber quién ha emitido el bulo desde esa IP.

Por todo ello, lo más verosímil es que la CNMV haya recibido un “chivatazo” de alguien “de confianza”. Esperemos que el deseo de enmendar el escándalo de Gescartera no tenga que pagarlo un inocente, y que el caso no caiga en manos del fiscal Jiménez Villarejo –que odia el capitalismo con todas sus fuerzas– quien no dudó en emplear testigos de la índole de Nelson Rodríguez con tal de crucificar a Rodríguez Ponga.

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