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Antonio López Campillo

¡Perejil al trono!

En Marruecos, el islamismo se va estableciendo de un modo discreto pero seguro. El llamamiento a un mayor rigor religioso encuentra una respuesta positiva en la mayoría del pueblo marroquí. El joven rey, al llegar al trono, decidió "occidentalizar" el sistema, política bien recibida en Occidente, pero poco apreciada por los creyentes. Frente a esta modernización, los islamistas tenían todas las de ganar, y van ganando terreno; posiblemente hoy tiene el apoyo de una mayoría importante de la población. Su acción es la de las misiones. Crean escuelas, ayudan a los más necesitados y predican la verdadera fe.

El rey anterior tenía cuidado con las cosas de la religión, no en vano se le consideraba como descendiente de Mahoma y para demostrarlo hacía obras como la nueva mezquita, probablemente la mayor del mundo. Su hijo, naturalmente, también desciende del Profeta, pero ha intentado mostrar su "occidentalismo" demasiado a las claras. Las críticas, sotto voce evidentemente, espontáneas y a la vez alimentadas por los ortodoxos a esa política inquietan a las autoridades, pues indican que la filiación del monarca no basta para proteger al sistema. Tienen que mostrar que son más musulmanes que Mahoma mismo y que de eso de occidentalizar, nada. Por eso, un gesto como la toma de Perejil puede ayudar a defender el trono, pues indica que no sólo piensa como los ortodoxos sobre el asunto de Al Andalus, Ceuta y Melilla, sino que también actúa, de un modo contundente y en la buena dirección.

El asunto Perejil tiene también un componente religioso que se añade a los aspectos puramente políticos y de territorialidad. Para el mundo islámico, para la Umma, la conquista del peñón es la declaración, factual, de la "verdadera" posición de Marruecos ante el mundo occidental. Esto no quiere decir que las autoridades del reino alauita sean islamistas convencidos, simplemente que no son ajenos al mensaje y la presión social de los activistas religiosos.

A diferencia de Argelia, Marruecos no esta en guerra con sus islamistas. En Argelia, el actuar de los islamistas fue como el de hoy en Marruecos, pero con motivo de unas elecciones se reveló que los islamistas eran la mayoría política del país, y lo habían logrado gracias a las mismas técnicas sociales ahora en uso en Marruecos. Antes de las elecciones argelinas de 1991 casi nadie hablaba de los islamistas de Argelia, su acción era "discreta" y eficaz, como hoy en Marruecos, donde el riesgo de unas elecciones no existe, por el momento.

Se podría decir que el asunto del peñón significa, entre otras cosas, que Marruecos es más "frente" que "puente" con Europa. Acaso eso sea una parte del mensaje enviado a Occidente y a la Umma. Y también nos está diciendo que un país no es sólo su gobierno y sus políticos, y que lo que piensan y creen los sujetos del reino pueden contar más que la minoría dirigente. Es que eso de la fe y las montañas, hoy (y aquí) podría traducirse así: la fe de unos cuantos millones de creyentes permite ocupar un peñasco.

El asunto ese del peñón no esta claro, pero acaso pueda servir para adornar o "adobar", según el caso, el trono alauita.

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