El extinto partido llamado Batasuna (que quiere decir Unidad) se caracteriza por una obsesión simbólica, aparte de otras proclividades. Necesita eslóganes, banderas, escudos, gritos, hasta un extremo patológico. Uno de los nuevos símbolos es la cruz esvástica o gamada, pero que la incorpora para proyectarla sobre el Gobierno español. Es una forma pueril de denostar al adversario, convertido así en enemigo. Se llega al esperpento de fabricar una esvástica de madera y luego talarla frente al público de fieles enardecidos.
Ignoro por qué caminos se ha llegado a la elección de esa retorcida simbología. La sorpresa es mayor porque la esvástica es un signo que se encuentra en las estelas y otros restos de la antigua cultura vasca. La verdad es que se trata de un elemento simbólico que aparece en muchos pueblos primitivos. Concretamente, la primera manifestación es de hace varios miles de años en la cultura de Mohenjo-Daro (en la actual India). Hay versiones en otras culturas primitivas, también en la grecorromana. (Cruz gamada viene de armar cuatro letras gamma). También la utilizan algunos pueblos germánicos; de ahí la recuperación de ese símbolo por los nazis. En la península ibérica, la esvástica es decididamente un elemento de la cultura vasca. De ahí la extraña resurrección de ese elemento simbólico por parte de los euscalerríacos, pero para denigrar a los que consideran opresores. ¿Será que no conocen su propia historia, es decir, su prehistoria?
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