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Antonio López Campillo

El Islam contra la libertad

El 17 de septiembre en el tribunal Correccional de París se juzgaba al escritor Houellebecq por "haber incitado al odio de un grupo de personas por el hecho de ser miembros de una religión". En realidad, se le juzgaba por haber dicho en una entrevista a la revista Lire que "la religión mas tonta era sin duda el Islam". Le acusaban organizaciones musulmanas de Francia, apoyadas por la Liga de los Derechos del Hombre. Salieron en su defensa, como testigos a su favor, Philippe Sollers, Michel Braudeau, Dominique Noguez, Fernando Arrabal y periodistas como Josyane Savigneau, del diario Le Monde. Sollers declaro a una pregunta del abogado de la acusación que "no ver el humor en los términos de Houellebecq, es volver al delito de blasfemia". Fue Arrabal el que llevó la voz cantante, haciendo reír al público y al tribunal, al ridiculizar la acusación, razonando y apoyándose en Maimónides y Averroes. El fiscal Beatrice Angeli pidió que el acusado fuera declarado no culpable. El 22 de octubre se conocerá la sentencia.

El proceso contra Houellebecq por parte de los musulmanes franceses, es un intento de restablecer el delito de blasfemia, que fue abolido hace más de 121 años por la monarquía de Julio en Francia. Es también un intento para defenderse de los ataques contra que generan las acciones de los islamistas, que se presentan, con toda razón, como defensores del Islam autentico. Estos muestran con sus actos un aspecto de esa religión que sus seguidores en occidente han tratado de encubrir. Hoy aparece esta doctrina religiosa como violenta e intransigente, no en declaraciones o en proclamas, sino en actos mortíferos.

Este proceso a un escritor tiene el efecto, de continuar, mediante un juicio público, la campaña que las comunidades musulmanas de Francia mantienen desde hace años para modificar las leyes francesas a su favor; como el asunto de los pañuelos de las niñas en las escuelas, o pedir que no existan las clases mixtas, o que no se expliquen ciertas teorías a los alumnos musulmanes. Ello significa que las leyes establecidas democráticamente por los ciudadanos franceses son incompatibles con su cultura. Y al hacerlo se declaran opuestos a todo tipo de integración. Saben que su cultura es incompatible con la cultura occidental. Ese es el problema. Reconocen los musulmanes llamados moderados, es decir, los que viven en occidente, al actuar como actúan, que no hay convergencia posible entre las dos culturas, que los modos de vida y pensar del occidente son mortales para su cultura. Esto es lo que declaran hoy con sus acciones y peticiones "legales" aquí, como lo hacen con sus acciones "duras" los islamistas.

Según los doctrinarios musulmanes, la "occidentalización" de los países musulmanes es la causa de la decadencia de su cultura. Por eso tiene que tratar de "atenuar" los efectos mortales de la cultura occidental allí donde se encuentren. Aquellos que piensan que hay que ceder, que hay que conceder para vivir en paz, no se dan cuenta que "ellos" no quieren y no pueden ceder, y que si quieren salvar la cultura islámica, hoy en decadencia, no debe ser a costa de matar la nuestra.

No se debe amar a su "prójimo" más que a sí mismo, so pena de desaparición como ser humano.

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