Cada vez hay menos dudas de que el Gobierno está dispuesto a engrandecer el imperio de Polanco hasta límites que ni siquiera él mismo podía sospechar hace apenas un año. A la modificación de la Ley de Televisión Privada en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos –ya anunciada hace unos días– que permitirá poseer el 100% de una cadena de televisión –con la excusa de trasladar la competencia del accionariado a las cadenas–, el Gobierno preveía para un futuro permitir la participación en varias cadenas de televisión.
Pero ese futuro parece que se va a transformar en presente por las exigencias que “impone” la fusión de las plataformas digitales, innecesaria y lesiva para la competencia según se deduce del informe que el comisario europeo de la Competencia, Mario Monti, remitió a las autoridades españolas, en el que se advierte de que la cuota de mercado de la nueva Sogecable, gracias a los contratos exclusivos para la emisión de fútbol, toros y cine, alcanzaría el 90% y privaría a las televisiones por cable de la mayor parte de sus contenidos.
Los rumores de que el Gobierno introducirá también en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos para 2003 a modificación de la Ley de Televisiones Privadas que permita la participación en más de una cadena de televisión hicieron subir un 8,17% la cotización de Sogecable –no estaría de más que el organismo que preside Blas Calzada investigara las posibles filtraciones de información privilegiada– el pasado lunes. La creación de la nueva Sogecable no exigiría, pues, a Telefónica la desinversión en A3 TV, de la que controla un 23% a través de Admira; ni tampoco a Prisa el deshacerse de Canal Plus. Por si fuera poco, Polanco también podrá conservar Localia TV, la cadena ilegal que guardaba como comodín por si hubiera tenido que deshacerse de su participación en Canal Plus en el proceso de fusión, pues el Gobierno también se plantea, con la excusa de potenciar el desarrollo comercial del sector de televisiones locales –dominado por Polanco a través de Localia y seguido muy de lejos por el Grupo Correo–, permitir la emisión en cadena a las televisiones locales.
Ante todo esto, que el imperio de Prisa tenga que renunciar al control de las 79 emisoras de Antena 3 Radio por exigencia de la Justicia parece pecata minuta. A última hora del lunes, la Secretaría de Estado de Comunicación hizo público que el Servicio de Defensa de la Competencia, organismo dependiente del ministerio de Economía, ha notificado a las partes (Unión Radio y el grupo de periodistas que interpuso el recurso) la resolución por la que ordena disolver los acuerdos entre el Grupo Prisa y el Grupo Godó que dieron lugar a la concentración de la Ser y Antena 3.
Sin embargo, el plazo para llevarla a cabo es “confidencial”, de acuerdo con la oportunidad que el Consejo de Ministros concedió a Prisa de “cumplir a la carta” la sentencia del Supremo mediante un plan detallado que Polanco ni siquiera se molestó en presentar. El Gobierno sigue mareando la perdiz en torno a este asunto, aun a pesar de las advertencias del Supremo, y es probable que la separación de Antena 3 de la Ser se demore hasta que Polanco tenga bien asegurado el monopolio mediático y la merma de poder e influencia asociada a la pérdida de las 79 emisoras de Antena 3 apenas le haga mella; o bien hasta que el magnate cántabro dé con una fórmula para burlar las disposiciones de la justicia y poder seguir teledirigiendo la programación de Antena 3 Radio.
Triste futuro le espera al pluralismo informativo en España, dominado por el pensamiento único de Polanco, González y Cebrián. Pero lo más grotesco de todo es que quienes han puesto en almoneda la pluralidad de medios –ingrediente imprescindible en cualquier democracia digna de tal nombre– a cambio de una tregua-trampa de Polanco para conservar el poder, ni siquiera obtendrán lo que desean. El "imperio" no les premiará su traición.

Polanco: los hechos nos van dando la razón

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