La especie de que la II República en 1936 era un feliz y pacífico estado de derecho gobernado por una izquierda plural, progresista y democrática contra la que las odiosas fuerzas de la reacción se sublevaron para imponer la dictadura, a fuerza de repetirse en las publicaciones y en los libros de texto que estudian nuestros bachilleres y universitarios, ha acabado por convertirse en la “versión oficial” de aquel triste periodo de nuestra historia.
Tanto es así que hoy se empieza a ver el pacto fundacional de la transición y de la democracia española –consistente en la voluntad de la izquierda y de la derecha de enterrar definitivamente el pasado junto con sus muertos para alumbrar un futuro de paz y libertad– como una especie de conspiración de silencio impuesta por los herederos del franquismo para ocultar un pasado de barbarie del que, al parecer, la izquierda fue víctima y nunca verdugo.
A pesar de que la guerra civil española es quizá el episodio histórico del siglo XX sobre el que más mentiras e inexactitudes se han dicho y escrito, los historiadores más dignos de crédito, así como las numerosas pruebas documentales y los testimonios de quienes la vivieron, indican que el número de asesinatos políticos cometidos por el llamado bando republicano (bajo el control de Stalin en la época más virulenta de los Procesos de Moscú) en el mejor de los casos nada tuvo que envidiar al que cabe atribuir al bando nacional, superando con mucho a los partidarios de Franco en saña y arbitrariedad.
Algunos de los protagonistas de aquella tragedia, como Santiago Carrillo y Dolores Ibarruri, conscientes de que nada tenían que ganar, mucho que perder y todavía más que callar desenterrando los muertos de la guerra civil, predicaron la “reconciliación nacional” y decidieron aceptar el generoso ofrecimiento de la derecha en la transición para cubrir con un manto de olvido aquellos años.
Pero un cuarto de siglo después, debilitada la memoria histórica por el transcurso del tiempo, el fallecimiento de los testigos y la constante manipulación de los hechos por parte de quienes han hecho un lucrativo negocio –con réditos tanto económicos como políticos– de la reescritura de la historia de la guerra civil y de la dictadura de Franco en clave de mitologema progre, la izquierda quiere romper aquel pacto de piadoso silencio exigiendo a la derecha representada por el Partido Popular que condene explícitamente el Alzamiento Nacional y la dictadura de Franco, como si eso fuera necesario o pertinente a estas alturas. Y a esto se añade la exhumación literal de los represaliados por el bando nacional, que aplaudía en días pasados el propio Carrillo, quien todavía no ha pedido perdón por los que ordenó fusilar en Paracuellos.
No es difícil adivinar que este repentino interés por los muertos del bando republicano en la guerra civil obedece a intereses políticos en la órbita del PSOE, que siempre ha agitado irresponsablemente el espantajo de la guerra civil con fines electorales, aunque durante sus 13 años consecutivos de gobierno tuvo tiempo de sobra para remover tumbas.
Así las cosas, no es extraño que medios de comunicación extranjeros de tendencia “progresista” como The New York Times (que leen más de 7 millones de personas) ignoren 25 años de democracia que incluyen 13 de gobiernos del PSOE y hablen en torno a este asunto como si acabara de finalizar la dictadura y los españoles se atrevieran por primera vez a hablar de su pasado reciente, exigiendo al partido “heredero” del franquismo que se sume a la “nueva era de transparencia” que la democracia demanda.
Los prejuicios y la arrogancia con que la progresía norteamericana aborda los asuntos de países distintos al suyo le impide contrastar mínimamente la versión de los hechos que les proporcionan sus colegas del “tercer mundo”. Aunque también hay que decir que los injustificados complejos de la derecha le han impedido contrarrestar eficazmente la manipulación y deformación de la historia que socialistas y nacionalistas han practicado e impuesto en los últimos 25 años.

Reescribir la historia de España

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