Colabora
Ignacio Villa

Los errores de siempre

El Gobierno nos ha enseñado a todos, que todavía no ha superado las secuelas de lo que en su momento se conoció el "síndrome de las vacas locas" Con la irrupción en la actualidad del accidente del petrolero pirata "Prestige" en las aguas gallegas, el Ejecutivo de José María Aznar ha recordado con pavor lo que ocurrió entonces. Un recuerdo que le ha llevado inflexiblemente a la convulsión y a la acción alocada para evitar de nuevo aquella lamentable imagen de parálisis, que todo el mundo recuerda, cuando apareció en España el mal de las “vacas locas”.

Aunque esta vez las cosas han sido diferentes, de nuevo ha fallado la coordinación. Han sido varios los ministros que han intentado sacar la cabeza en toda esta polémica, dejando claro que sus departamentos cumplen con su cometido. Rajoy, Michavila, Cascos, Trillo, Arias Cañete o Matas han buscado su hueco en los "informativos" advirtiendo y anunciando medidas y más medidas. Esta vez, el Gobierno no se ha paralizado, pero ha vuelto a ofrecer una pobre imagen de escasa coordinación. Cada uno ha ido por su lado; todos han buscado protagonismo ante las cámaras pero sin una línea de actuación en equipo. Y lo que es peor, esta vez sí que estaba nombrado públicamente por el propio presidente Aznar un coordinador, Mariano Rajoy, que ha vuelto a fallar en este papel. Por cierto, llama la atención en este sentido los días que ha tardado el ministro Matas en entrar en escena, siendo como es Ministro de Medio Ambiente. Es verdad que muchas de las competencias están transferidas a la Comunidad Autonóma Gallega, pero en esta ocasión se ha echado de menos un gesto del responsable de un departamento que debería ser más sensible con un accidente de estas características.

Además de la poca coordinación, el Ejecutivo ha pecado de demasiada prudencia, pues ha rehuido las valoraciones políticas que la situación demanda; no ha sido todo lo tajante como debería a la hora de denunciar públicamente que el accidente ocurrido en las costas gallegas se debe única y exclusivamente a la pirateria marítima consentida. Y por si esto no fuera poco, además ha sido poco claro a la hora de referirse a Gibraltar como un refugio habitual de este tipo de piratas, por la ausencia absoluta de controles comunitarios.

El Ejecutivo ha querido en esta ocasión parar el golpe dando muestras de hacer muchas cosas. Pero ha vuelto a tropezar en dos piedras habituales: la falta de coordinación y la excesiva prudencia, para evitar la polémica. Los errores de siempre.

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario