Menú

Zapatero, flexible hasta la deformidad

El líder del PSOE –como hemos dicho en otras ocasiones– es incapaz de garantizar que un voto a su partido en el País Vasco o en Cataluña signifique más o menos lo mismo que, por ejemplo, en Madrid o en Murcia. El PSOE, de la mano de Zapatero, está dejando de ser un partido nacional para convertirse en una especie de conglomerado político cuya única característica común es la firme voluntad de no compartir nada con el PP, ni siquiera el bote salvavidas de la Constitución.

En el momento en que Rodríguez Zapatero permitió que González y Prisa pasaran la apisonadora por encima de Redondo Terreros empezaron a caer las primeras gotas de agua sobre el Pacto Antiterrorista y lo que éste realmente significa: no dialogar ni pactar con los nacionalistas hasta que no renuncien al proyecto secesionista y totalitario que comparten con ETA; y esto es lo que más molesta a Patxi López, a Odón Elorza y a Pasqual Maragall, deseosos de heredar políticamente a los nacionalistas o de colaborar con ellos activamente aunque sea a costa de la Constitución y las libertades a cambio de unas migajas de poder. El chaparrón arreció cuando Zapatero aceptó oficialmente el padrinazgo político de Felipe González –quien ya “amonestó” a Redondo Terreros con aquél famoso “no te equivoques, Nicolás”– en el 20 aniversario de la gran victoria electoral de los socialistas. Y si algo ha corroborado el V Congreso de las Juventudes Socialistas de Euskadi es que el Pacto Antiterrorista, por mucho que de él blasone Zapatero en cualquier ocasión y aun sin venir a cuento –como en la tragedia del Prestige–, lleva camino de convertirse en papel mojado, a la espera de cualquier oportunidad de ruptura que pueda presentarse, la cual muy bien pudiera ser un descalabro del PSE en las próximas elecciones municipales.

La desfachatez con que el domingo Zapatero avaló las tesis del V Congreso de las JSE es la muestra más clara de que el PSOE ha recurrido a la sofistería política a falta de un proyecto de estado claro y definido. “Defendiendo la alegría” de la claudicación ante el pensamiento único nacionalista, el referéndum de autodeterminación y el acercamiento de los presos etarras a cárceles vascas poniendo como escudo las heridas que ETA causó a Eduardo Madina, nuevo secretario general de las juventudes socialistas vascas, Zapatero perpetra una mezquindad y un grave acto de deslealtad política para con el otro gran partido constitucionalista y para con todos aquellos (socialistas o populares) que se juegan la vida por defender las libertades. Sobre todo cuando –una vez más– Zapatero invoca el Pacto Antiterrorista como prueba de lealtad.

Como sucedía con los sofistas griegos, el ser político del PSOE es el no ser, para poder serlo todo a la vez: constitucionalista en Madrid, catalanista en Barcelona y nacionalista en Bilbao. Pero no es preciso ser filósofo para darse cuenta de que no se puede ser algo y su contrario al mismo tiempo. De que ser flexible no es lo mismo que aceptar la deformidad.

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal