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Ignacio Villa

La aznardependencia

El presidente Aznar, el Gobierno y el Partido Popular han pasado con nota una de las semanas más complicadas desde que ganaron las elecciones generales en el 96. La Junta Directiva Nacional del pasado lunes, la votación secreta del Congreso del martes y el pleno informativo del miércoles han puesto la balanza de parte de los populares. Aznar ha conseguido que los suyos recuperen la frescura y la capacidad de reacción que se han ido dejando por el camino en estos siete años de poder. El PP ha recuperado las maneras que le dieron el triunfo en las dos ultimas elecciones generales; es más, ha vuelto a ofrecer una imagen de solvencia, de credibilidad y de impulso que teníamos olvidada en el baúl de los recuerdos.

El PP, con Aznar al frente, ha salido victorioso de una semana decisiva. Pero, ¡ojo!, que ya les conocemos. Después de los grandes esfuerzos, llegan las grandes pájaras. Después de los grandes empujones políticos, llegan los errores incomprensibles. Después de los intensos “sprints", llegan los hundimientos repentinos. El Partido Popular ha recobrado el tono político, el nervio y el empuje; pero de lo que ahora se trata es que no vuelva a las frecuentes "espantadas". El PP, de este envite, debería sacar conclusiones y debería de realizar un profundo examen de sus errores habituales.

Para empezar, está claro que el presidente Aznar debe de implicarse al máximo en cada una de las acciones de su Gobierno. En el PP hay todavía una grandísima dependencia de Aznar; si el presidente flaquea, el partido se tambalea. Además, un buen número de ministros de su Gobierno se esconden con demasiada frecuencia ante los grandes problemas políticos. Y en el Partido, con la sucesión como interrogante permanente, viven encogidos ante los frecuentes "despistes" de su presidente y del Ejecutivo.

Ahora todo indica que el PP ha reaccionado con coraje, pero no es suficiente. En este año que tenemos por delante hasta las próximas elecciones generales deberán echar el resto como única receta segura para vencer. Ciertamente, la oposición socialista está desorientada y fundida por muchos motivos, pero eso no es suficiente. Aznar, el Gobierno y el PP se deben de poner a lo suyo, como única fórmula de éxito.

Eso sí, después queda una asignatura pendiente. ¡Vaya asignatura! La gran dependencia que todo el PP tiene de Aznar. Existe una verdadera aznardependencia muy preocupante para el futuro, y más cuando estamos en puertas de la sucesión. Esa necesidad del líder que ahora mismo tiene el PP se puede convertir en el gran obstáculo del futuro. ¡Ya veremos!

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