Surgida de los escombros del muro de Berlín y estructurada en torno al Foro Social Mundial –organizado, a su vez, por Ignacio Ramonet, Bernard Cassen (ATTAC) y Lula da Silva e inspirado por Ralph Nader (el líder del ecologismo radical en EEUU), Fidel Castro, y Noam Chomsky (uno de los peores enemigos de EEUU, que negó el Holocausto y el genocidio de Camboya)–, la nueva Komintern está detrás de la gran mayoría de todos los movimientos contra la intervención militar en Irak que se han organizado en el mundo occidental.
En la última reunión del Foro Social Mundial, celebrada en Italia el pasado enero, se diseñó la estrategia general de la red de organizaciones y movimientos que integran esa nueva organización antisistema que tantas similitudes guarda con los métodos soviéticos de agitación y propaganda que en la guerra fría se dirigían a socavar la voluntad de Occidente –sobre todo de EEUU y de Europa– de resistir al totalitarismo comunista, como eran las campañas a favor del desarme unilateral de la OTAN. Conseguir que centenares de miles de personas protestaran en las calles de Europa contra la guerra de Irak y contra los EEUU, alejar a Europa de la OTAN acercándola a Rusia, promover cualquier tipo de movimiento antisistema y fomentar la participación de la Iglesia Católica y de otras confesiones cristianas eran los objetivos que los líderes del Foro Social Mundial marcaron en Italia.
Envalentonados por el inesperado éxito de su estrategia el pasado el pasado 15 de febrero, se reunieron el 1 de marzo en Londres para organizar, sea cual sea la postura final de Naciones Unidas, “una masiva escalada de acciones en las próximas semanas para intentar parar la guerra (...) Habrá acciones directas sobre instalaciones militares y para parar el transporte de efectivos militares, presiones masivas sobre parlamentarios y representantes de la ONU, huelgas estudiantiles y laborales (...) creación de asambleas populares y consultas populares contra la guerra (...) Muchos países convocarán manifestaciones, protestas y acciones masivas de desobediencia civil el 15 de marzo (...) el 21 de marzo (...) será un día de acción solidaria contra la guerra de los trabajadores y trabajadoras (...) En algunos países (Grecia, España e Italia) se están ya preparando huelgas generales contra la guerra ese mismo día. Hacemos un llamamiento a los sindicatos de todo el mundo a apoyar y promover acciones contra la guerra el 21 de marzo”.
Ni qué decir tiene que quienes tan eficazmente reventaron la comparecencia de Ruiz Gallardón en la Universidad Complutense impidiéndole hablar y acosándole en todo momento, obedecían precisamente a esa antidemocrática consigna de “presiones masivas sobre parlamentarios”, y son los mismos que se encargan de organizar la huelga de estudiantes del próximo día 13. Méndez y Fidalgo también han acatado las directrices de la nueva Komintern, convocando a su vez paros de quince minutos para el próximo viernes a las 12 de la mañana y sumándose a la manifestación del sábado. No podía faltar el “mundo de la cultura” –aliado clásico junto con los “intelectuales” en la estrategia de control social de los viejos y los nuevos totalitarios de izquierda–, representado esta vez por Pepe Viyuela, “Filemón” en nombre de la plataforma “Cultura contra la guerra”. Y, por supuesto, Izquierda Unida, que tuvo un importante papel en el citado congreso de Londres de la mano de Ángeles Maestro, miembro de la Ejecutiva del PCE, también máster en medicina por la universidad castrista y uno de los miembros fundadores de Izquierda Unida.
Es a toda esta barahúnda de huérfanos del totalitarismo soviético y de enemigos de la libertad y la democracia –dispuestos a apoyar incluso por métodos violentos a cualquier tirano o criminal nauseabundo, incluidos los etarras, con tal de que se oponga a todo lo que representan los EEUU–, a la que quiere prestar su crédito y su apoyo José Luis Rodríguez Zapatero –el prototipo de político “dubitativo y/u oportunista” al que se refieren los manuales de ETA– con el fin de desgastar al Gobierno y rebañar un puñado de votos en las próximas elecciones municipales. Una curiosa mezcla de estulticia y mezquindad la de Zapatero, incapaz de aprender las amargas lecciones de pasadas convocatorias electorales en alianza estratégica con Izquierda Unida y de comprender que está convirtiendo su partido, alternativa teórica de gobierno, en correa de transmisión de los grupos antisistema.

Zapatero, juguete de la nueva Komintern

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