Un joven guapo y con el pelo ensortijado, perfectamente uniformado con el chándal del Real Madrid (le queda como un guante), corre en solitario por el estadio Santiago Bernabéu. Es mi padre. La fotografía debe ser de 1950 ó 1951. Mi padre era "distefanista", como todos los que vieron jugar con asiduidad a la "saeta rubia". Me contaba mil historias de aquel futbolista argentino que revolucionó las leyes de la física –"estaba arriba y abajo, hijo, defendía y atacaba, pasaba y marcaba goles. Y mandaba en el campo... era una máquina, una auténtica fiera"– y de la resistencia del cuerpo humano.
Mi padre jugaba al baloncesto en el equipo de gimnasio del Madrid. En otra fotografía aparece al lado de Santiago Bernabéu. Y entrenaba con Gento, Puskas y Kopa. Cuando los chavales del gimnasio salían al campo con las estrellas del Real, los aficionados empezaban a preguntar "¿y ése quien es?... ¿y aquel otro?"... pero como les veían jugar con Di Stéfano les pedían, por si acaso, un autógrafo. Y ellos presumían un montón.
Cuando ahora huelo humo de habano me acuerdo de mi padre. El fue quien me metió el veneno del deporte en el cuerpo y quien me llevó por primera vez a un estadio de fútbol. Llegábamos al fondo norte media hora antes de que empezara el partido, justo el tiempo imprescindible para llevar a cabo, lenta y parsimoniosamente, la liturgia de encender el cigarro puro. A mi padre le hubiera gustado mucho el francés Zinedine Zidane, aunque inevitablemente lo habría comparado con Di Stéfano. Y nadie –ni siquiera el gran "Zizou"– podría resistir con firmeza aquella temible comparación.
Echo mucho de menos a mi padre. Su conversación inteligente y sus chascarrillos. Habría seguido discutiendo con él acaloradamente aunque ahora me doy perfecta cuenta de que era él, y no yo, quien tenía razón. Alfredo di Stéfano debió ser la leche, un jugador de una pieza. La última vez que entrevisté a la "saeta rubia" en la Cadena Cope me acordé otra vez de él.
Estoy muy orgulloso de mi padre. Y le echo de menos. Y le doy las gracias.

Mi padre
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