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Madrid: Sostenerla y no enmendarla

El objeto oficial de la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid era “analizar y evaluar las responsabilidades que pudieran derivarse de actuaciones urbanísticas en el ámbito territorial de la Comunidad de Madrid, que puedan estar relacionadas con el actual bloqueo institucional en el que se encuentra la Asamblea de Madrid provocado por las actuaciones de los Sres. Tamayo y Sáez”. El objetivo real, por parte del PSOE y de IU es, naturalmente, intentar culpar al PP de la deserción de Tamayo y Sáez, dado que, en teoría, el PP sería el principal beneficiario de esa deserción. Y el objetivo último, con toda probabilidad, ha sido ganar el tiempo suficiente para que Tamayo y Sáez devolvieran sus actas de diputado o, en el peor de los casos, para encontrar alguna corruptela en el PP que pudiera relacionarse con la tesis de la trama, con el objeto de erosionar la reputación y la credibilidad de los populares madrileños de cara a las nuevas elecciones que habrán de celebrarse el próximo otoño.

Pero en el desarrollo de la Comisión de Investigación, y a medida que han ido compareciendo los principales personajes de esta tragicomedia madrileña –Tamayo, Sáez, Balbás, Porta y Bravo–, la tesis de la corrupción ligada a intereses inmobiliarios ––herida ya de muerte una vez que el TSJ de Madrid rechazó por dos veces la admisión a trámite de la querella formulada por el PSOE– se ha ido diluyendo rápidamente como una bruma matinal bajo el sol del verano. Y las comparecencias de José Esteban Verdes y de Ricardo Romero de Tejada –que junto con Eduardo Tamayo forman el “triángulo” que, según Modesto Nolla, portavoz del PSOE en la Comisión, privó a PSOE-IU de la presidencia de la Comunidad de Madrid– han dado la puntilla a la “trama” político-inmobiliaria que el PSOE, El País y El Mundo elaboraron con buenas dosis de imaginación, de mala fe y de peores artes sobre las únicas bases de unos listados de llamadas telefónicas obtenidos ilegalmente y filtrados sólo parcialmente, y de la visita del constructor Francisco Bravo a Romero de Tejada, secretario general del PP madrileño.

Ni Verdes ejerció de “mediador” entre Tamayo y Romero de Tejada, ni éste último, según ha declarado, conocía a Tamayo ni sus intenciones. Bravo se limitó a presentar a Juan Antonio Teresa –promotor de un pacto con el PP en Sevilla la Nueva que, finalmente, no se produjo– y para ello tan sólo estuvo dos minutos en el despacho de Romero de Tejada; extremo que éste último demostró aludiendo a las cintas de vídeo que registran las entradas y las salidas de la sede del Partido Popular. Tan sólo esta circunstancia desmonta “la gran fábula” y “la gran mentira”, en palabras de Romero de Tejada, que el PSOE ha organizado para trasladar su crisis interna al PP. Y los portavoces del PSOE y de IU, insistiendo en airear los negocios privados de los comparecientes con la esperanza de encontrar algo a lo que agarrarse, sólo han conseguido hacer aún más patente su impotencia y su falta de pruebas ante la contundencia y la verosimilitud con que los presuntos implicados en la “trama” han respondido a sus preguntas.

A medida que pierde verosimilitud la “novela” del PSOE-IU –como la ha calificado Beteta, el portavoz popular–, cobra mayor credibilidad la versión que, desde el primer día, dieron Tamayo y Sáez de las causas de su deserción: el incumplimiento de los pactos internos en la FSM relativos al reparto de candidaturas y de cargos y la aversión a un pacto de gobierno humillante con IU. Y, paradójicamente, se va cumpliendo el objetivo oficial de la Comisión, aunque de forma totalmente contraria a los intereses de sus promotores. Es sintomático que Ruth Porta, la mano derecha de Simancas y cónyuge de Enrique Benedicto Mamblona, no quisiera hablar ni una sola palabra acerca de las actividades de su marido, íntimamente relacionadas con la promoción inmobiliaria a través de las empresas de la FUHEM, las cuales provocaron la destitución del alcalde socialista de Humanes y del concejal de Urbanismo de San Sebastián de los Reyes, a petición suya. Y también es revelador que Porta no quisiera hablar de las 50.000 viviendas sociales “apalabradas” por Simancas con Agecovi y otras cooperativas y empresas (incluidas las de Mamblona) afectas a su “familia” dentro de la FSM.

Y para acabar de sumir en el ridículo y el descrédito al clan Simancas-Porta, Cristina Alberdi, que presidió la FSM y llegó a conocerla por dentro, ha afirmado ya en reiteradas ocasiones que “se ha acusado al Partido Popular de formar parte de una trama para cambiar el resultado de las urnas de la que no existen pruebas”, insinuando al mismo tiempo la necesidad de que dimita Blanco, el coordinador de organización del PSOE. Por su parte, Caldera ya ha anunciado cambios en Madrid para “recuperar la confianza de los ciudadanos”, lo que podría traducirse en la renovación de gran parte de la lista que lideró Simancas el pasado 25 de mayo.

Como expresó Romero de Tejada en su comparecencia del martes, a Modesto Nolla le ha tocado representar un papelón en el que, probablemente, en su fuero interno ya no cree, y que está destinado al más estrepitoso ridículo. Sin embargo, lo inexplicable es la obstinación de Simancas, de Porta y del propio Nolla en prolongar una farsa que, claramente, se ha vuelto en contra de los intereses del PSOE y que, cada día que pasa, resta votos y credibilidad a su partido. Quizá la única explicación sea la ira del que se sabe perdedor, que tantas veces se manifiesta en la insensata y contraproducente actitud del “sostenerla y no enmendarla”.


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