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Alberto Míguez

Jugar con fuego

La dictadura siria parece dispuesta a romper el “statuo quo ante” que caracterizó durante bastante tiempo sus malas relaciones con Israel. En cualquier momento las fuerzas israelíes pueden golpear preventivamente al ejército sirio instalado en la zona oriental del Líbano y abrirse una crisis suplementaria en la región por si no bastase la difícil negociación palestino-israelí.

Siria ocupa prácticamente todo el Líbano en una suerte de protectorado colonial que le convierte en árbitro y gestor de la frontera con Israel. Permite, por tanto (cuando no promueve), todas las actividades del grupo pro-iraní Hezbolá y otras organizaciones terroristas cuyo objetivo declarado es aniquilar al Estado de Israel.

Las guerrillas pro-iraníes son un apéndice del ejército de Bashir El Assad y actúan cuando la autoridad siria lo decide. Están armadas, financiadas y dirigidas por las fuerzas armadas sirias y cualquier operación, por insignificante que sea, cuenta con la previa autorización siria.

Es lógico que Israel considere responsable directo de los ataques contra su territorio desde el Líbano al régimen de Damasco. Assad y sus colaboradores lo saben, de modo que cuando promueven esos ataques están jugando con fuego.

En el pasado, Siria fue rudamente golpeada por Israel; y los Altos del Golán testimonian que es peligroso tirarle de la cola al león cuando duerme o parece dormir. Hay un límite para este tipo de provocaciones y Siria lo está atravesando cumplidamente.

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