Salvo el exquisito trato que otorga a Gallardón, La Ser no concede entrevistas propiamente dichas a los dirigentes del PP; más bien, les somete a implacables y sectarios interrogatorios. Así lo ha dejado en evidencia, una vez más, este miércoles Iñaqui Gabilondo en su cara a cara con Rajoy y en la batería de ataques que, en forma de preguntas, le ha lanzado al candidato del PP: Ni Zapatero disfrazado de entrevistador lo hubiera hecho mejor que lo que lo ha hecho el periodista de La Ser, quien no es, aunque lo parezca, el candidato del PSOE.
Pues bien. Pese a la habilidad con la que Gabilondo ha lanzado sus puyas envueltas entre interrogantes, el candidato del PP ha sabido torear todas las “pregunta-trampa” que se le han hecho y salir más que airoso del verdadero campo de minas en que se había metido. Pese a la mano atada que supone tener que hablar sólo de lo que se le pregunta, Rajoy ha dado muestras de esa buena retórica y ese regate en corto que, pese a ser mucho mejores que los de Aznar, sus asesores no han querido erradamente aprovechar en un debate abierto frente a Zapatero.
Con su retorica y con la calidad de su paño, Rajoy hubiera, simplemente, pulverizado dialécticamente a un candidato socialista que sólo aparenta seguridad en los mitines, que sólo tiene trapos que vender y que no necesita acudir al debate con sus malas compañías para que los ciudadanos sepan que las tiene.

