Menú
EDITORIAL

Equilibrismo suicida

Equilibrios sobre el alambre como los que está practicando Zapatero en el País Vasco pueden terminar como el rosario de la aurora. Y esa factura, al final, nos va a tocar pagarla a todos

El Gobierno parece firmemente decidido a convertir el sucio asunto del PCTV en las elecciones vascas en un sainete de nunca acabar. Muchos fuimos los que advertimos de la jugada que estaba tramando Zapatero con varios días de antelación y de nada sirvió. Una trapacera e irresponsable lógica electoralista terminó por imponerse para angustia de los que en el País Vasco siguen defendiendo la Constitución, que, en aquella tierra es lo mismo que defender las libertades más elementales. Tras el desenlace previsto; nueve diputados proetarras en la cámara de Vitoria y un resultado bastante modesto de los de Patxi López, el Gobierno no sólo no ha vuelto sobre sus pasos sino que se reafirma en una maniobra que puede costarle, que puede costarnos carísima en el corto plazo.
 
Las revelaciones que el diario El Mundo traía esta semana sobre la reunión secreta que el socialista Eguiguren y Arnaldo Otegui han mantenido en Elgoibar, sumadas al informe de la Guardia Civil hecho público por la cadena COPE y Libertad Digital, han dado una nueva vuelta de tuerca a una situación que se ha hecho ya irrespirable, tanto para el Gobierno como para la Fiscalía General del Estado. Por un lado, todo parece indicar que tras las siglas PCTV-EHAK se esconde, efectivamente, Batasuna, es decir, el brazo político de ETA. Nada además es casual, tal y como informó este diario las siglas fueron cuidadosamente elegidas de entre las muchas posibles para acercarlas a las de EHK una antigua organización abertzale radical, de corte filoetarra. Por otro, la misteriosa reunión de Elgoibar, pueblo natal de Otegui enclavado en la Guipúzcoa profunda, pone en el tirador a los socialistas que, no sólo ignoraron los informes del Instituto Armado, sino que se han estado saltando a la torera uno de los acuerdos que contrajeron con el PP tras la firma del Pacto Antiterrorista.
 
Porque, en este caso, el PSOE no puede argumentar que carecía de información concluyente o que lo que sabía no era suficiente para pedir la ilegalización inmediata o, al menos, la suspensión cautelar de la candidatura encabezada por Nekane Erauskin. Las pruebas con las que el ministerio del Interior contaba una semana antes de los comicios eran tan contundentes que sólo cabe pensar en negligencia del ministro o en la ceguera selectiva de quien se cree que va a salirse con la suya. Por de pronto, los que sí que se han salido con la suya son los amigos de los terroristas, beneficiados por la miopía y la indolencia de un presidente de Gobierno que se empeña en jugar a aprendiz de brujo con todo lo que pasa por sus manos. Si no es desde esta perspectiva es imposible explicar racionalmente a qué ha estado jugando Zapatero en el antes, en el durante y en el después de las elecciones vascas.
 
Si su objetivo era debilitar al PNV para erigir al PSE como árbitro parlamentario y socio ideal de Gobierno, a la vista está que no lo ha conseguido. Todo parece indicar que Ibarretxe, que no ha sufrido, precisamente, un descalabro electoral, se inclina por un gabinete tripartito formado, como en la legislatura anterior, por el PNV, EA y los comunistas de Madrazo. Si, por el contrario, lo que perseguía el presidente era insuflar aire a los batasunos para ensayar su tan manido diálogo con los del tiro en la nuca, Zapatero no sólo ha sido desleal sino también cobarde. Uno de los principios irrenunciables sobre los que se ha basado la exitosa política antiterrorista de los últimos años ha sido el de jamás dialogar con los asesinos ni, naturalmente, con los que les apoyan. Equilibrios sobre el alambre como los que está practicando Zapatero en el País Vasco pueden terminar como el rosario de la aurora. Y esa factura, al final, nos va a tocar pagarla a todos.  

En España

    0
    comentarios