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Martín Higueras

Pantomima en Indianápolis

Lo ocurrido este fin de semana en Indianápolis le hace mucho daño a la Fórmula Uno

Lo ocurrido en Indianápolis demuestra claramente que algo no funciona en la Fórmula Uno actual. Los máximos perjudicados no fueron ni Michelin, ni Alonso, ni los siete equipos que abandonaron: fue el público que estaba tanto en el circuito como frente a sus televisiones para ver un nuevo duelo entre Renault y McLaren.
 
El ridículo fue de toda la F1, pero sobre todo de Michelin que fue incapaz de entregar a sus equipos neumáticos que garantizaran la seguridad de los pilotos. No es la primera vez que la F1 llega a Indianápolis y las duras características de su peraltada curva 13 no son ninguna novedad para nadie. Desde siempre, los técnicos saben lo que sufren los neumáticos en ese punto, lo que tienen que aguantar entre peso del coche, fuerza de gravedad y velocidad.
 
Las reglas de la FIA son claras respecto a la neumáticos. En su reglamento (artículo 74) señala claramente que los equipos tienen que elegirlos a las 8:00 de la mañana del segundo día de entrenamientos de cada fin de semana. Durante la carrera, los pilotos pueden entrar a boxes para cambiar de llantas por motivos de seguridad pero sin repostar. Por lo tanto, esta regla no podía ser pasada por alto, mucho menos porque una de las empresas proveedoras no se sintiera segura de su material. ¿Por qué Bridgestone y Ferrari debían salir perjudicadas cuando sí habían hecho los deberes? No hemos dejado de hablar sobre los problemas de la escudería con sus neumáticos en las primeras carreras del año, y no por eso solicitaron cambiar de compuesto.
 
A la hora de buscar culpables uno siempre puede equivocarse, pero esta vez la situación es bastante clara: al único al que puede señalarse con el dedo es a Michelin. Hace ya cinco años que los equipos viajan hasta EEUU para cumplir con la carrera de Indianápolis y desde entonces saben los problemas que existe con su asfalto. Lo que hicieron los siete equipos que calzan los neumáticos de la marca de Clermont-Ferrand es totalmente comprensible. Ellos tampoco son los culpables y lo único que hicieron fue garantizar la seguridad de sus pilotos ante la incapacidad de Michelin de entregarles un material adecuado. El ridículo máximo fue cuando Michelin y los equipos perjudicados intentaron convencer a la FIA para que cambiara el reglamento sólo para ellos o que instalaran una "chicane" en plena curva. Felizmente, esto tampoco fue aceptado.
 
Mucho menos culpables son las tres escuderías que tomaron la salida. Ferrari, Jordan y Minardi calzan Bridgestone y no tienen por qué pagar errores de otros. Los seis pilotos hicieron lo que estaban obligados a hacer, salir y disputar la carrera. Si ésta fue una pantomima fue por la ausencia de los otros 14 coches que componen el campeonato. Fernando Alonso pidió perdón al público por lo ocurrido. Debería también hacerlo con Ferrari ya que prácticamente le culpó de lo que estaba ocurriendo al darle la "enhorabuena por no pensar en la seguridad de todos los demás". Un comentario muy poco afortunado del piloto español.
 
Sobre la carrera, sabemos que ganó Michael Schumacher. No es ninguna sorpresa, sobre todo por los rivales que tenía en pista. Además de tener que esquivar alguna que otra botella o lata –que algunos energúmenos tiraron a la pista poniendo en riesgo la vida de los pilotos– tuvo que enfrentarse a Barrichello y como suele hacer en muchas ocasiones, lo hizo con malas artes. Saliendo de boxes, el alemán se arrojó sobre el brasileño y logró recuperar el primer lugar gracias a que su compañero de equipo evitó la colisión. En el podio ni se miraron, como es obvio. La gloria para Monteiro, que se convirtió en el primer portugués en subir al podio con todo merecimiento.
 
Lo ocurrido este fin de semana en Indianápolis le hace mucho daño a la Fórmula Uno. Michelin ha hecho un ridículo tremendo y en caso de que la FIA decida que los neumáticos sean de una sola marca en el futuro (como ya se ha planteado), la marca francesa tiene pocas posibilidades de ser la elegida. En cuando a EEUU, parece ser que con este triste espectáculo dará la espalda definitivamente a la Fórmula Uno y seguirá prefiriendo a las también muy atractivas categorías de Nascar o IRL. En dos semanas, el circo de la F1 regresa a Europa, esta vez a Magny-Cours, a pocos kilómetros de la central de Michelin. Michael Schumacher es el rey del GP de Francia (ha ganado siete veces) pero Renault está obligado a hacer un buen papel por ser su "casa". Si alguien se siente perjudicado por este complicado circuito podría pedir que instalen alguna que otra "chicane" en la recta Golf o que la entrada a meta sea más rápida. Por pedir que no quede...
 
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