Por lo visto, Zapatero no sabe ganar unas elecciones si no es por accidente, bajo sospecha o plagadas de irregularidades morales, políticas y hasta legales. Las gallegas no podían ser una excepción, y no lo están siendo. Ya el nombramiento meses antes de los comicios de un embajador-comisario, el tristemente célebre Cortizo, para controlar el voto de la emigración gallega anunciaba lo peor. Y lo peor, que en Zapatero es lo corriente, se cumplió. Cortizo, desmintiendo su condición de embajador del Reino de España, ha participado en mítines de partido, por ejemplo en Argentina, donde para pedir el voto al PSOE llegó a ofrecer visados y agilización de papeles. Y menos mal que no se le ocurrió prometer la nacionalización española de toda la Liga de fútbol argentina, porque en ese caso habría mayoría absoluta no ya de Touriño sino de Pepiño Blanco, que además sería el próximo presidente del Celta de Vigo.
Federico Jiménez Losantos
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El Estilo Zapatero, antes Talante
Se auguraban reñidas las elecciones y se barruntaba que el voto emigrante podía ser decisivo. Así ha sido. Por eso mismo no es de extrañar que los socialistas recurran al manual de malas artes, trampas, trampillas y trapicheos paralegales
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