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Amando de Miguel

Algunas precisiones

Manuel Delgado remacha la polémica sobre el verbo advertir. Queda claro: advertir de que es “avisar de algo que puede ser perjudicial”. Advertir que es “observar” y también “amenazar”. Comenta don Manuel con buen juicio la famosa frase de “Las autoridades sanitarias advierten que fumar perjudica la salud”. Este es el escolio del corresponsal: “O sea, que se dan cuenta de ello, pero no nos avisan”. Añado que también nos amenazan.
 
Javier Álvarez Dávila (Madrid) comenta la famosa frase: “Las Autoridades Sanitarias advierten que el tabaco perjudica seriamente la salud”. Señala todos estos errores: (¡) “Autoridades Sanitarias” debe ir con minúscula. (2) “Advierten que” está mal dicho; debe ser “advierten de que”. (3) El tabaco no es perjudicial para la salud; solo el hecho de fumarlo. [Añado: o masticarlo, o esnifarlo]. [Otro añadido: el tabaco puede ser una ayuda psicológica; por eso se fuma]. (4) “Seriamente” tendría que ser “gravemente”. (5) La acción correcta es “perjudica a la salud”, no “perjudica la salud”. Total, la dichosa frasecita no pasa el examen; necesita mejorar.
 
Francisco Lavado Bautista vuelve a la carga con lo de rápido. Razona: “Parece evidente que ellas se esforzaron en ser rápidas en el acto de pensar, o sea en pensar rápidamente, ni rápido, ni rápidas”. Bien, está claro que el adverbio es rápidamente y el adjetivo es rápido. Pero, a veces, rápido puede ser también adverbio. Si yo digo “vente rápido” es mucho más expresivo que “vente rápidamente”. La exigencia de la rapidez la cumplo al acortar la palabra. Muchos adjetivos pueden cumplir la función adverbial si se logra hacerlo con gracia. No sé si lo permite la Gramática pero me lo dicta el sentido común. Sobre el particular he recibido docenas de correos en los que se repiten los argumentos dichos. No quiero ser más reiterativo de lo que parezco.
 
Juan Alfonso Andrade Ortega me pregunta por la distinción entre delante y adelante. Son dos adverbios muy parecidos que a veces se confunden, y tampoco pasa nada. Adelante supone una acción con movimiento o un tiempo futuro. En el lenguaje popular cabe la forma alante, muy marchosa. Delante se refiere más bien a una situación, un espacio. Con la preposición “hacia” es mejor decir “hacia delante”. En ese caso el “hacia” equivale a la “a” de “adelante”. Los hispanoamericanos tienden a no ser tan estrictos con la distinción. A mí tampoco me quita el sueño. Lo que no debe decirse es “delante mío”, sino “delante de mí”, pero no es un agravio imperdonable.
 
Ramón Freire Martín (El Rompido, Huelva) se lamenta de que en la COPE empleamos muchas veces la forma “ao” en lugar de “ado”: Estao, abogao, diputao, etc. Tampoco hay que escandalizarse. Tenga usted en cuenta que en los idiomas cultos suele aceptarse una doble pronunciación para el lenguaje escrito y el oral. Precisamente, lo que distingue al idioma español es que esas dos formas de lenguaje (más bien de fonética) se acercan mucho. Por eso nos llama la atención algunas disonancias, como esa del “abogao del Estao” o del “corazón partío”. No tiene mayor trascendencia, con tal de que el lenguaje escrito siga la norma gramatical. Lo que sí se puede concluir es que el lenguaje de la radio tendría que ser un poco más formal. Es así, por ejemplo, en las noticias. En una tertulia no choca oír lo de “abogao del Estao”, pero en las noticias leídas sería una forma vitanda de pronunciar.
 
Severino Arranz Martín me felicita por “la interpretación semántica, poco frecuente, que hace usted de la palabra tatarabuelo en el sentido de abuelo del abuelo, o sea, el cuarto abuelo en línea ascendente; ya que tátara procede del numeral griego tétara (cuatro)”. Agradezco mucho la felicitación, pero conviene aquilatar el argumento. Cierto es que el tatarabuelo es el abuelo del abuelo, pero, por eso mismo, es el tercer abuelo, no el cuarto. A saber: sujeto, padre, abuelo, bisabuelo y tatarabuelo. Sospecho que tatarabuelo no viene de tetra (el prefjio griego para “cuatro”, aunque “cuatro” es más bien tessara). En el castellano antiguo se decía “trasabuelo” para indicar el padre o el abuelo del abuelo. Al final, quedó tatarabuelo, pero no veo ninguna relación con “cuatro”. Más bien el prefijo tata es onomatopéyico; responde a uno de los primeros sonidos que pronuncian los niños. En muchos idiomas las voces para padre o abuelo se construyen con el sonido ta. Sin ir más lejos, en vasco tenemos aita (= padre), aitajaun (= abuelo o señor del padre), aitona (= abuelo), berraitona (= bisabuelo), herenaitona (= tatarabuelo, o tercer abuelo).
 
Juan Muñoz González (melillense de nación, residente en La Laguna, Tenerife) se refiere a chozno , que indica “el hijo del tataranieto”. Se pregunta de dónde viene tal palabro. Lo ignoro. Es un concepto que no tiene mucha utilidad. Pocas personas habrá que identifiquen al padre de su tatarabuelo.

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