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Polonia: “Fuimos los primeros”

La lucha para escapar del pasado y de las agobiantes garras de su ideología opresora puede ser larga. Y esto ha sido cierto no sólo para los polacos que fueron los primeros centroeuropeos que reivindicaron su libertad en los años 80

Helle Dale

El domingo pasado, los polacos se deshicieron del legado del comunismo una vez más. Las elecciones del fin de semana le dieron una cómoda victoria a la coalición conservadora, echando a los ex comunistas que habían gobernado el país los últimos 4 años. Las elecciones llegaron justo un mes después del 25 aniversario de la fundación del sindicato Solidaridad en Danzig, un acontecimiento de importancia crucial en la caída del imperio soviético.
 
Si bien el presidente Aleksander ha hecho de Polonia un sólido aliado de Estados Unidos durante la guerra de Irak y alguien con quien la Unión Europea debe contar cada vez más, su popularidad en casa cayó en picado debido a los escándalos de corrupción que han perseguido a su partido así como el rebelde nivel de desempleo polaco que está en el 18%. La participación electoral fue baja, sólo votó el 40%, signo de desencanto y desinterés entre los votantes polacos.
 
Los dos partidos centristas que ganaron tienen sus raíces en el movimiento anticomunista Solidaridad. El partido católico Ley y Justicia, liderado por los gemelos Jaroslav y Lech Kaczynski, ganó las elecciones con casi el 27%. Los liberales de Plataforma Cívica fueron segundos con el 24%. Juntos tienen 285 de los 460 escaños del parlamento. Esto podría representar el cumplimiento de una revolución que Solidaridad empezó hace un cuarto de siglo, una verdadera ruptura con el pasado.
 
La lucha para escapar del pasado y de las agobiantes garras de su ideología opresora puede ser larga. Y esto ha sido cierto no sólo para los polacos que fueron los primeros centroeuropeos que reivindicaron su libertad en los años 80, sino también para cada país que estuvo dominado por el autoritario gobierno comunista. En la mayoría de países del ex bloque soviético, los socialistas y los ex comunistas protagonizaron una vuelta a la escena política en los primeros años después del colapso del telón de acero debido a que los reformistas titubearon y la nostalgia por los viejos tiempos cundió. Huelga decir que el modo de gobernar de los ex comunistas no funcionó mejor en el siglo XXI de lo que lo hizo en el siglo XX.
 
El lunes, en un evento lleno de gente importante en el Capitolio, el ex presidente polaco Lech Walesa habló sobre las lecciones del movimiento Solidaridad, que empezó como algo pequeñito en el astillero de Danzig pero que hizo tanto para cambiar el mundo. Su presencia, 25 años después de que todo empezara, es un recordatorio de que la paciencia es indispensable si se está trabajando a favor del cambio, una lección que todos debemos tomarnos en serio en un momento en el que Occidente se enfrenta al reto del islam radical.
 
Lech Walesa en 1980 en una manifestación de Solidaridad “Fuimos los primeros. Le arrancamos los dientes al oso soviético y cuando el oso se volvió inofensivo, los demás nos siguieron” dijo Walesa con su típica bravura. También recordó a los asistentes que el fenómeno Solidaridad es un ejemplo sobre la fragilidad de las tiranías. Al verse con el despertar de la nación polaca después de la elección del Papa Juan Pablo II, los soviéticos y el gobierno provisional polaco del General Jaruzelski no supieron qué hacer. Los soviéticos tenían 250.000 soldados en Polonia, mientras que los trabajadores en huelga del astillero y sus defensores sólo ofrecían resistencia pasiva. Pero el sentido de liberación espiritual fue demasiado fuerte para que fuera vencido por los tanques y las armas. Y comenzaron a notarse los primeros resquebrajamientos en el telón de acero. Una vez que esto sucedió, el apoyo de la Administración Reagan en la larga lucha contra el comunismo durante los años 80 fue crucial para los polacos.
 
Hoy, Walesa dice que nos enfrentamos a un mundo distinto con distintos retos. “Cerramos un sistema y abrimos otro” personificado en Internet y el mundo globalizado. Sin embargo en el mundo del siglo XXI los valores espirituales serán tan importantes como lo fueron en la lucha contra el comunismo. Es en este punto en el que la Constitución Europea –que fue rechazada este verano por los votantes franceses y holandeses— falló en su objetivo. “Dejó la esfera de valores a cada individuo” dijo Walesa. “En esta era de globalización era lo que menos se necesitaba oír. “Cuanta más tecnología haya, la necesidad de valores será mayor”. Recordemos que Polonia insistió que se mencionara el cristianismo en el preámbulo de la Constitución Europea pero fracasó.
 
El nuevo gobierno de centro-derecha polaco, que tiene que estar listo para noviembre, se tendrá que enfrentar a desafíos importantes. En casa, Polonia necesita reducir su sector estatal, luchar contra la corrupción y reformar sus sistemas de seguridad social y sanidad. En el exterior los polacos seguirán siendo importantes aliados de Estados Unidos y se espera que busquen un papel más decisivo en la configuración de la política de la UE. Han hecho enormes progresos desde las barricadas de Danzig hace un cuarto de siglo.
 
©2005 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg
 
Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en The Wall Street Journal, The Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y BBC.
 
Libertad Digitalagradece a laFundación Heritageel permiso para publicar este artículo

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