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Amando de Miguel

A propósito de un debate en televisión

No es ningún delirio comprobar que España es uno de los pocos países donde los musulmanes fueron expulsados. Eso es algo que no puede perdonar el fanatismo musulmán, ahora llamado islamista

He recibido una cascada de emilios a propósito de mi participación en un programa de Pedro Piqueras (TVE). Se discutía la posible repercusión en España de las algaradas terroristas en Francia por parte de algunas bandas de inmigrantes extranjeros, principalmente musulmanes. Por lo general los emilios recibidos son plácemes y felicitaciones. Es imposible que dé cuenta de sus nombres. Agradezco a todos ellos sus mensajes reconfortantes. Citaré solo algunos ejemplos en los que se introduce algún matiz de interés para el resto de los lectores.
 
Luis Cámara me da la enhorabuena sobre dicha intervención en TVE con estas palabras: “Pese a haber intervenido en clara inferioridad numérica, y de haber tenido que aguantar alguna descalificación menospreciante para su persona, ha sabido expresar claramente y sin ambigüedades conceptos que están en boca de muchos ciudadanos de a pie. Esta noche ha ganado un nuevo seguidor de sus artículos y trabajos”. Bienvenido al club. Es notoria la capacidad de don Luis para percibir el formato del debate en el que predominaban las voces en apoyo del “pensamiento progresista dominante”, esto es, el que favorece al Gobierno. Naturalmente, no se podía esperar otra cosa. Sí fue una sorpresa que uno de los participantes gritara que mi posición era “irresponsable”. Juzguen ustedes. Sintetizo mis ideas sobre el asunto: (1) Las algaradas destructivas de Francia son una muestra del fenómeno más amplio de terrorismo. (2) Se deben no a los inmigrantes en general sino a la facción musulmana, aunque sean los hijos de los antiguos inmigrantes. (3) La razón de ese estallido de violencia no se debe a la pobreza ni a la desigualdad, sino a que ciertos grupos étnicos no quieren integrarse en la sociedad más amplia y la odian. (4) En España vamos a registrar algaradas parecidas, singularmente en las ciudades de la orla mediterránea y de los archipiélagos. (5) A las razones que han operado en Francia y en otros países centroeuropeos, se añaden en España las que se derivan de la ideología irredentista para los musulmanes. Es decir, los más fanáticos piensan que una parte de España, Al Ándalus, fue suya y que debe ser reconquistada.
 
Ana Poggio Rosas (Las Palmas de Gran Canaria) observa igualmente sobre el dichoso programa: “Fue una lástima que no le dejaran hablar extensamente y que fuera cortado en todas sus observaciones por el señor Torres”. (Es el que yo llamo “comisario”; en el sentido político, claro. Así me lo pareció). Doña Ana está preocupada por la posibilidad de que las revueltas étnicas puedan darse especialmente en Canarias. Su petición es: “¿Me podría explicar sucintamente la base de sus argumentos?”. Muy sencilla. Los musulmanes fanáticos perciben un mapa interesado en el que Canarias se asienta sobre la plataforma continental de Marruecos. Esa proximidad geográfica sirve también para Ceuta y Melilla. Es como si en un difuso pasado esos enclaves hubieran sido marroquíes. Es lo que se llama “irredentismo”. Además está el hecho estadístico de que Canarias muestra una proporción muy alta de residentes musulmanes. Añádase que el Gobierno español mantiene una política de “apaciguamiento” con Marruecos. En definitiva, si Alá no lo remedia, tendremos terrorismo islamista en Canarias. No es irresponsable decirlo, sino negarse a verlo y a tomar las medidas oportunas para prevenirlo.
 
Juan Moreno narra por extenso su percepción del debate. Se congratula porque, después de escuchar mis razonamientos, ya no se considera un bicho raro por negarse a aceptar lo políticamente correcto. Se extiende por el capítulo de la enseñanza en la que “los colegios son incubadoras de analfabetos”. Esa es la consecuencia de “adaptar el curso a los más torpes”. En definitiva, el apesadumbrado don Juan, por lo menos le “hizo sentir bien ver que aún quedan personas razonables en este triste país”. El piropo va por mí. Será porque yo me sometí en su día a una buena enseñanza secundaria.
 
Antonio Hidalgo me felicita “por aguantar sin vomitar durante dicho programa”. Hombre, tampoco llegó a tanto. Siempre es interesante escuchar opiniones contrarias a las de uno; mientras no lleguen al insulto, claro.
 
Antonio Herrera se identifica igualmente con mis opiniones, por referirse a hechos. Añade que “en algunos pueblos españoles, donde la mayoría de los habitantes son musulmanes norteafricanos, como en algún barrio de Alicante, no entra la policía”. Por ahí se empieza. Gracias por la información.
 
No todos los comentarios al programa de Piqueras resultan positivos. José Daniel Anadon (Murcia) opina que mi postura sobre el particular es la de “un sociólogo reaccionario y polemizante”. Mi actitud la juzga don José Daniel como “pueril” y “lo de Al Ándalus ya me pareció sencillamente delirante. ¿De verdad que se lo cree’”. Pues sí, lo que digo en público suelo creérmelo. La tesis sobre el irredentismo derivado de la conciencia de Al Ándalus la ha expresado Serafín Fanjul con muchos más conocimientos que yo. No es ningún delirio comprobar que España es uno de los pocos países donde los musulmanes fueron expulsados. Eso es algo que no puede perdonar el fanatismo musulmán, ahora llamado islamista.
 
La contestación más agresiva, realmente amenazante y cuajada de odio, es la de XXXX  (estudiante universitario en España de origen marroquí). Transcribo algunos párrafos en los que me he permitido retocar un poco la sintaxis, pero respetando el sentido: “Usted ha juzgado que mi religión es la causa de lo que pasa en Francia y no los factores socioculturales… Nos ha llamado terroristas… Quiero que sepa que ─con lo que ha dicho en el programa Enfoque─ ha insultado a más de mil millones de personas inocentes… El peligro para España es el de las personas como usted, tan racistas y tan cerradas de mente… Las personas como usted son la causa de lo que pasa en Francia”. Es de agradecer una exposición tan clara del fanatismo islámico, lo que corrobora mis tesis. Es claro que los inmigrantes musulmanes difícilmente se van a integrar en nuestra cultura, a diferencia de otros conjuntos de inmigrantes.

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