Mentir no cuesta nada
La izquierda política miente a despecho de la realidad, pero la izquierda cultural miente por estulticia, maldad y falta de coraje político.
Mienten, mienten y mienten sin ningún tipo de pudor. Me refiero a los miembros del Gobierno. Mienten hasta en la utilización del calificativo “izquierda”. Lo han usurpado para considerarse defensores de la libertad, del derecho y la felicidad, pero son todo lo contrario. La izquierda necesita mentir no tanto para ocultar la realidad, que cada día es más difícil ocultar, sino a despecho de la propia situación que ella misma ha creado.
El balance de la tarea de Gobierno realizada por el Secretario de Estado de Comunicaciones fue el ejemplo extremo de la mentira gubernamental. Sin ningún tipo de pudor, y sin que la cara le ardiera de vergüenza, Moraleda llegó a decir que la nueva Ley Orgánica de la Educación se había aprobado con un gran consenso en el Congreso de los Diputados. Esta horrible mentira, que es sólo una muestra de un cúmulo horroroso de mentiras, me hizo recordar a los teóricos políticos del liberalismo contemporáneo, cuando mantiene que la izquierda necesariamente tiene que mentir por necesidad. No sabe hacer otra cosa.
Es obvio que miente la izquierda política, por pura necesidad, pero es aún más torpe y perniciosa la mentira de la izquierda cultural. Ésta siempre va muy por detrás de sus jefes políticos. Casi sin excepción alguna, los representantes de la izquierda cultural mienten sin reparo alguno. Todos ellos, sí, los “artistas”, “escritores”, “fotógrafos” y todos los que se llaman a sí mismos “gentes de la cultura” de izquierda, dicen no entender demasiado de cuestiones concretas, cuando se les indican las mentiras del Gobierno. Mienten.
Más aún, en los últimos tiempos, cuando la basura del Gobierno llega hasta sus casas, entonces entonan la palinodia: “la situación política está crispada”. No hay día que pase que no oiga la declaración de algún mercachifle cultural, o sea, algún “progre” a la búsqueda de una ayuda del Gobierno, “denunciando” la crispación política que hay en el país. Ellos no quieren entrar ni salir, dicen los más astutos, en este asunto, pero creen que Zapatero intenta hacerlo todo correctamente, pero los del PP no quieren sosiego. Tanta crispación, dicen los “pacíficos” hombres y mujeres de la izquierda cultural, no hay quien la soporte. Estos trincones, además de necios, son aún más mentirosos que sus jefes políticos. Mienten con cobarde hipocresía. Serían incapaces de mentir con la villanía de Moraleda. Tampoco serían tan descarados como Bono, que manda una fragata española a la guerra de Irak y guarda un bochornoso silencio. Y, por supuesto, nada dirán sobre las falsificaciones de tres consejeros –dos nombrados por el PSOE y uno por ERC- del informe de los técnicos de la CNE acerca de la OPA de Gas Natural sobre Endesa.
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