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ZP, ETA y el fin del Estatuto de Guernica

Zapatero ha dejado de excusarse en absurdas dificultades técnico-jurídicas, como las que venía hasta ahora utilizando para no aplicar al PCTV la ley de partidos, para pasar, directa y abiertamente, a defender la legitimidad de los proetarras.

No sabemos cuanto es lo que Zapatero está dispuesto a pagar políticamente a ETA por una tregua; lo que debería estar claro a todos es que el presidente del gobierno del 14-M está dispuesto a pagar –mejor dicho, a seguir pagando– por adelantado a una organización terrorista que sigue reivindicando sus objetivos máximos de siempre para dejar "definitivamente" la violencia. No otra cosa se puede deducir, ni del último comunicado de la banda, ni de la última entrevista de ZP, publicada en el ABC.

Zapatero ha dejado de excusarse en absurdas dificultades técnico-jurídicas, como las que venía hasta ahora utilizando para no aplicar al PCTV la ley de partidos, para pasar, directa y abiertamente, a defender la legitimidad de los proetarras que siguen sentándose en el parlamento vasco: "Al día de hoy nadie puede invocar que la representación que tiene en el Parlamento de Euskadi haya dado motivos para incumplir o vulnerar la ley de partidos", ha tenido la desfachatez de sostener ZP.

Hasta el día de hoy, lo que se ha ido es amontonando son las pruebas que evidencian la conexión entre el PCTV y la propia Batasuna, así como la vista gorda del gobierno ante todos estos representantes políticos de ETA. Las diputadas del PCTV siguen sin condenar ni un sólo acto terrorista por parte de ETA, ya sean las extorsiones, amenazas y atentados incruentos de estos días, o atentados tan brutales y sanguinarios del pasado como el asesinato de Miguel Ángel Blanco o la masacre en la casa-cuartel de Zaragoza. A pesar de ello, y por boca del propio presidente del Gobierno, los proetarras pueden tener más esperanzas de pactar con los socialistas un nuevo estatuto soberanista para el País Vasco, que las que pueda aferrar el PP para contar con el gobierno del 14-M en defensa de la unidad de España, el actual estatuto de Guernica y la Constitución del 78.

Nos resulta tan evidente la disposición de ZP para sumarse a Estella, romper el consenso constitucional en el País Vasco y pactar con formaciones abiertamente separatistas que siempre se opusieron a nuestra carta magna, que la única objeción planteada por el presidente del gobierno al denominado Plan Ibarretxe no es de principios sino de números: "Su futuro, sólo puede pasar por el consenso de la pluralidad, nunca por el intento de imposición de un 51 por ciento frente a un 49, y en el marco de la Constitución". Vistas así las cosas, bastaría entonces que el partido de ZP se sumara a los separatistas promotores del Plan Ibarretxe y a su intención de acabar con el actual estatuto político –denostado, tanto por ZP en la entrevista, como por ETA en su último comunicado–, para que ya fuera una "amplia y plural" mayoría parlamentaria la que estuviese dispuesta a erradicar del País Vasco un estatuto de autonomía conforme a la nación española y a nuestra ley de leyes.

Evidentemente el nuevo "estatus político", ni llevará el nombre del lehendakari, ni será constitucional, ni satisfará plenamente a ETA. Zapatero utiliza, sin embargo, la coletilla del "marco constitucional", no porque sea leal a los principios constitucionales, sino por la sencilla razón de que el apoyo de los separatistas no es suficiente para modificar nuestra ley de leyes. A la vista de esa imposibilidad, pero inequívocamente dispuesto a sustituir al PP por los separatistas en el País Vasco, el presidente tiene que mentir sobre la deriva inacabada de su gobierno y sobre la naturaleza de ese futuro estatuto que no puede demorarse más, ya que ni ETA ni Ibarretxe están dispuestos a esperar muchos meses más.

Si Rajoy, a la vista del nuevo estatuto catalán, terminó por hablar de una "reforma encubierta de la Constitución", espérese a ver lo que va a cocinar Zapatero con el PNV, EA y los proetarras para el País Vasco.

ZP ya ha dado garantías de que sí que va a pagar un precio político a los terroristas y que ese precio lo va a pagar, con o sin comunicado de tregua. Pronto lo veremos. Esperemos que una gran mayoría de españoles sepa reconocerlo como tal. No por paradójico resultaría menos trágico, que una matanza de ETA fuera la responsable de romper el espejismo y las mentiras en las que se basa un gobierno como el del 14-M. Zapatero justifica sus esperanzas de paz en las que se viven en el País Vasco, cuando las únicas esperanzas que han cobrado fuerza son las de ETA y las de aquellos que comparten sus objetivos separatistas.

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