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Fundación Heritage

Al Qaeda, Sadam

Cuando de cualquier buena noticia sobre Irak se trata, los medios progres son negligentes o simplemente silenciosos.

Helle Dale

No es difícil encontrar malas noticias sobre Irak en la cobertura mediática existente. Los ataques terroristas contra civiles iraquíes y tropas americanas se registran día a día. El maltrato a prisioneros iraquíes por fuerzas de seguridad iraquíes está en las portadas de los periódicos. Los llamamientos a la dimisión de Rumsfeld van cogiendo impulso entre los demócratas del Congreso, donde ya se preparan para debatir el asunto la próxima semana.

Cuando de cualquier buena noticia sobre Irak se trata, los medios progres son negligentes o simplemente silenciosos. Y si hay nueva información que corrobore las razones por las que Estados Unidos fue a la guerra contra Sadam Husein, no tiene mayor trascendencia para unos medios de comunicación que hace tiempo ya decidieron que los programas de armas de destrucción masiva de Sadam fueron producto de las mentes febriles del presidente Bush y del primer ministro británico Tony Blair. Y por supuesto, según el punto de vista mediático, no existe la más mínima evidencia sobre la relación entre Sadam Husein y Al Qaeda. Todo esto seguramente pasará a los anales de la vergüenza periodística.

Afortunadamente, al igual que sucedió con los nazis, el régimen de Sadam era de los que gustaba de mantener registros sobre todo. Las tropas americanas han requisado pilas y pilas de documentos de inteligencia que hasta hace poco habían sido clasificados en bloque. El gobierno americano ha autorizado el acceso a 2 millones de documentos en febrero y de ellos, sólo se ha traducido el 5%, unos 100.000 documentos. Pero aún así, la evidencia que está surgiendo sobre los acuerdos entre Sadam y Osama bin Laden así como con los operativos de Al Qaeda es enormemente incriminatoria. Esto debería ser noticia de portada.

En el Congreso, el senador Rick Santorum y el diputado Pete Hoekstra han sido los valedores de que se autorizara el acceso a los documentos, los cuales deberían ser objeto de extensas sesiones congresionales. Hasta el momento, por parte de los medios de comunicación, Stephen Hayes, periodista del Weekly Standard, ha estado completamente solo en la labor de buscar la verdad en los documentos iraquíes, aunque ahora está empezando a integrarse más gente. Hasta un artículo de portada en el número de Mayo/Junio de la revista Foreign Affairs, basado en un estudio militar parcialmente desclasificado sobre el régimen de Sadam, concluye que los delirios de Sadam y los engaños de sus aterrados subalternos convirtieron el desenlace de la guerra en un final anunciado.

En una entrevista de Frontpagemag.com, el experto en inteligencia, Thomas Joscelyn, cuyos escritos también se han publicado en el Weekly Standard, menciona algunos de los hechos más incriminatorios que hasta ahora hayan salido a la luz pública.

Por ejemplo, un documento fechado a principios de 1997 compendia contactos desde mediados de los años 90 entre la inteligencia iraquí y los grupos de oposición saudíes, incluyendo a Al Qaeda. En esa época, Osama bin Laden estaba buscando ayuda en la televisión iraquí para promocionar propaganda de Al Qaeda contra Arabia Saudí y también pedía ayuda iraquí para "operaciones conjuntas contra fuerzas extranjeras", es decir, las de Estados Unidos. A los operativos de Sadam "se les dejó que abrieran puertas de cooperación entre las dos partes para ver qué otras puertas de cooperación y acuerdos se abrían". El documento también registra los contactos iraquíes con uno de los operativos de propaganda de Al Qaeda, el Dr. Muhammed al-Massiri, operando fuera de Londres, que ha confirmado los contactos de Sadam con los "afganos árabes" que huyeron de Afganistán en 2001 para obtener refugio en el norte de Irak.

Igualmente interesante, el estudio de las Fuerzas Conjuntas, también trabajando con los documentos iraquíes, muestra que desde 1994 los brutales fedayines de Uday Husein operaban campos de entrenamiento terroristas, graduando a más de 7.200 "hombres buenos llenos de coraje y entusiasmo" en su primer año; menudo eufemismo. Desde 1998, los campos incluían "voluntarios árabes de Egipto, Palestina, Jordania, ‘el Golfo’ y Siria". En enero de 2003, los voluntarios participaron en un entrenamiento llamado "Ataque de héroes" diseñado para preparar a los fedayines en la resistencia contra fuerzas americanas.

Más información incriminatoria ha estado disponible durante mucho tiempo pero sigue convenientemente ignorada, como por ejemplo que Al Qaeda y Saddam estaban trabajando juntos en Sudán para producir armas químicas de destrucción masiva. Se recordará que se desató la controversia porque la Administración Clinton bombardeó una fábrica de farmacéuticos, sospechosa de producir gas nervioso, como represalia por los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania en 1998.

El hecho de que la mayor parte de los medios de comunicación y la comunidad de inteligencia se las hayan arreglado para pasar por alto estas conexiones no debería ser razón para permitirles que las sigan ignorando ni un minuto más. Los documentos tienen que ser traducidos y autentificados a toda prisa. Las elecciones de mitad de mandato en noviembre serán otro referéndum sobre la presencia americana en Irak. El pueblo americano debería exigir un informe con todos los datos antes de ir a votar.

* Traducido por Miryam Lindberg

Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en el Wall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.

Libertad Digitalagradece a laFundación Heritageel permiso para publicar este artículo.

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