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Inoportuno Gallardón

Si hace unas semanas declaraba en la televisión de Prisa que por las mañanas escuchaba la radio de Prisa y leía el periódico de Prisa, hoy ha arremetido contra la emisora y el programa que sintonizan mayoritariamente sus votantes.

En una semana marcada por la decisión firme de Rajoy de romper con el Gobierno de Zapatero mientras éste no abandone sus planes de pactar un precio político con Batasuna, las palabras de Gallardón suponen un paso atrás en un momento en que, más que nunca, el PP debe ofrecer una imagen de unidad en su posición de apoyo a las víctimas del terrorismo. Siguiendo su ancestral costumbre de adoptar las líneas marcadas desde Prisa, Gallardón atacó con sus declaraciones uno de los dos lemas oficiales de la concentración del sábado, el referido a la exigencia de saber la verdad de lo ocurrido el 11-M.

Si los atentados del 11-S van indisolublemente ligados a la ciudad de Nueva York y los del 7-J a la de Londres, no es menos cierto que aquellos que fueron asesinados el 11-M vivían, trabajaban o estudiaban en la capital de España. Resulta, por tanto, inadmisible que el alcalde de Madrid, el alcalde de la ciudad que sufrió el peor ataque terrorista de nuestra historia, se desentienda de la exigencia de conocer la verdad, imprescindible en todo aquel que desee de verdad la supervivencia de nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho. Anteponer cualesquiera otros objetivos, por muy legítimos que puedan ser, a ese grito de justicia es indigno del puesto institucional que ocupa.

Es cierto que no es la primera vez que Ruiz Gallardón se conduce de esta manera. Ya en la época en que las primeras planas se ocupaban día sí y día también por la guerra sucia que llevó a cabo el PSOE –incapaz, por lo que se ve, de llevar una política contra el terrorismo eficaz y ajustada–, el ahora alcalde de Madrid y entonces compañero de tertulia de Barrionuevo en la Cadena SER se puso al lado de las tesis de quienes pretendían encubrir el GAL. Que ahora haga en el foro del diario antaño referencia de la derecha, y ahora sucursal de El País, lo que entonces hacía en la radio de Polanco, quizá no sorprenda pero no puede dejar de indignar a quienes acudirán a la concentración de la AVT y, quizá, lo hayan votado.

Tampoco su reacción a las críticas a sus palabras es digna del cargo que ocupa ni del partido en cuyas listas se presentó a las elecciones. Si hace unas semanas declaraba en la televisión de Prisa que por las mañanas escuchaba la radio de Prisa y leía el periódico de Prisa, hoy ha arremetido contra la emisora y el programa que sintonizan mayoritariamente sus votantes, afirmando que en él se le "vetaba". Sin embargo, cabe recordar que fue él mismo quien se autoexcluyó de su presencia en "La Mañana" al acusar de manipulación a la periodista encargada de seleccionar las llamadas, por ser éstas muy distintas a los halagos de cortesano que quizá esté acostumbrado a escuchar en otras emisoras. Cabe preguntarse si zaherir a los comunicadores que conectan con la base social que le vota es propio de un político al que siempre se le ha presupuesto la inteligencia.

No obstante, es de esperar que ni siquiera el alcalde de la ciudad donde se celebrará la presumiblemente multitudinaria concentración de la AVT y sus declaraciones contrarias a uno de los lemas de la misma serán capaces de arruinarla. Pero eso no obsta de indicar que, en el mejor de los casos, Gallardón ha vuelto a pecar de inoportunidad.

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