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Las imposibles paces de la ONU

Decididamente, en el mundo del engaño a la carta hay embustes, cuentos chinos y resoluciones de la ONU.

Los virreyes en América disponían de la facultad de dejar en suspenso las leyes a tenor de las muy diferentes circunstancias que reinaban a miles de kilómetros de la Corte. Lo hacían con la fórmula de respeto "acátese pero no se cumpla". Los que se sienten mínimamente perjudicados por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no se toman la molestia ni de acatarla. La primera reacción del magno jeque Nasralá, cabeza nada menos que del Partido de Dios, ha sido una islámica y atronadora pedorreta, secundado fielmente por su lacayo Fuad Siniora, jefe de gobierno libanés, que es bien poca cosa. Es de suponer que los israelíes la cumplirán sólo por sus propias razones hasta donde les convenga o no tengan más remedio, a sabiendas de que se llevarán todas las bofetadas de la abundosa internacional zapateril por no ser dóciles y "proporcionados" hasta el suicidio.

Pero dejémonos de sandeces. La resolución, como tantísimas otras, no se cumplirá porque es perfectamente incumplible y todo el que tiene que saberlo lo sabe. No se hubiera evitado la guerra recordándole a Hitler que debía ser bueno o las matanzas soviéticas afeándole la conducta a Stalin. Lo abracadabrante es que haya tantos millones de componentes de la opinión pública que decidan creer que sí, que ahí está la solución de todos los problemas. No naturalmente de los problemas que cada uno tiene con su vecino o su cuñado, pero sí de los mucho más simples que uno se encuentra por el mundo internacional adelante. ¡Parece mentira que israelíes y árabes no se den cuenta! ¡Con lo fácil que es!

Pero si Nasralá y Siniora no han guardado las más elementales formas, quien de verdad ha roto la baraja ha sido Chirac. Doscientos soldados, doscientos, es lo que contribuirá a la fuerza internacional de quince mil que ha de hacer cumplir la bonita resolución. Bastante ha hecho con redactar el texto. Eso sí, está dispuesto a mandarla. Por si no lo saben, en estas cosas manda el que más aporta. Así que el muy inocente cuenta con reunir los quince millares de guerreros internacionales a base de contribuciones de menos de doscientos. Y con esa babélica y atomizada macedonia militar desarmará a los heroicos luchadores chiíes, ebrios de su triunfo sobre el tigre de papel israelí. Y para colmo, altos funcionarios americanos que hablan bajo condición de anonimato, se sienten muy decepcionados por la decisión francesa. Pobrecillos, con tantos cientos de horas de negociación, se les escapó el detalle. Decididamente, en el mundo del engaño a la carta hay embustes, cuentos chinos y resoluciones de la ONU.

Pero todo en pura democracia, porque eso es lo que mucha gente pide a gritos. ¿Cómo era aquello de que al vulgo hay que hablarle en necio para darle gusto? Aunque parecería que en esta ocasión se han pasado, vemos que son incontables los que se complacen en tamañas trolas e incluso parecen creérselas algunos de los que las proclaman.

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