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La Infanta Sofía y la reforma constitucional

Pero, al igual que José María Aznar hizo mal en no abordar la cuestión cuando no hubiera causado ningún trastorno, el Gobierno haría igualmente mal en no impulsar la reforma en esta legislatura.

El nacimiento de Sofía, la segunda hija de los Príncipes de Asturias, es un acontecimiento feliz para la Familia Real, pero también para el conjunto del pueblo español, que le acompaña en este como en todos los acontecimientos de la familia del Rey. El hecho de que hayan elegido para ella el nombre de la Reina supone todo un reconocimiento personal y de cariño que no pasa desapercibido.

Pero tampoco pasa inadvertido que un acontecimiento como este desborda el ámbito privado, pues constituye también un evento histórico, con consecuencias jurídicas que pueden ser de primer orden y por tanto también en parte del argumentario político. El nacimiento de la Infanta Sofía se ha producido sin que se haya reformado la Constitución en lo referente a la sucesión de la Corona, por lo que hay una prelación hacia los varones que se entiende mayoritariamente obsoleta y sin sentido. Siendo como es unánime la opinión al respecto de los partidos políticos, cabe esperar que la reforma extenderá también a este ámbito la igualdad ante la Ley sin discriminación por razón de sexo que determina para el conjunto del ordenamiento jurídico.

El pasado 27 de noviembre, ante la presión política y mediática causada por las implicaciones que podría tener el hecho de que el segundo hijo de los Príncipes fuera un varón, decidieron comunicar, en contra de las costumbres de la Familia Real, el sexo de la hermana de Leonor. El que fuera una mujer daba a la clase política un respiro, pues otorga más tiempo a los grupos de la Cámara para llegar a un acuerdo concreto sobre la fórmula con la que se resolverá la cuestión. Parece claro que la igualdad en la sucesión no se aplicará de modo retroactivo, por lo que el Príncipe don Felipe seguirá ocupando el primer puesto en la sucesión de la Corona, al que seguirán sus hijas Leonor, y ahora Sofía.

Pero, al igual que José María Aznar hizo mal en no abordar la cuestión cuando no hubiera causado ningún trastorno, el Gobierno haría igualmente mal en no impulsar la reforma en esta legislatura. Es sabido que el complejo mecanismo de reforma constitucional lleva a la celebración de nuevas elecciones una vez haya sido aprobado por las Cortes por mayoría cualificada. Queda menos de un año para que se cumplan los cuatro de legislatura, por lo que el momento de realizar la reforma ha llegado. Sólo esperamos que el Gobierno no aproveche la ocasión para querer imponer otros cambios constitucionales que no tienen ni el consenso político ni el respaldo social que recoge el cambio en el criterio sucesorio de la Corona.

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