Menú
Fundación Heritage

Debemos reciclar el combustible nuclear

Si Estados Unidos se decidiera a reducir tanto las emisiones de CO2 como la dependencia energética, debería tomarse en serio la energía nuclear y comenzar a reciclar el combustible nuclear usado.

Jack Spencer

¿Qué pasaría si el Gobierno permitiera que el consumidor usara sólo el 25% de cada tanque de gasolina? ¿O si Washington hiciera que el consumidor tirase la mitad de cada cartón de leche? ¿Qué pasaría si los legisladores nos forzaran a enterrar el 95% de nuestros recursos energéticos? Pues eso es exactamente lo que hace cuando de energía nuclear segura y libre de CO2 se trata. De hecho, el 95% del combustible usado por los 104 reactores de Estados Unidos, que proporcionan cerca del 20% de la electricidad de la nación, se podría reciclar para un uso futuro.

Para generar energía, el combustible de reactor debe contener entre un 3 y un 5% de uranio fisible. Una vez que cae por debajo de ese nivel, el combustible debe ser sustituido. Pero este combustible "usado" generalmente conserva cerca del 95% del uranio con el que comenzó y ese uranio puede reciclarse.

Durante las últimas 4 décadas, los reactores de Estados Unidos han producido cerca de 56.000 toneladas de combustible usado. Esos "desechos" servirían para generar suficiente energía para cada casa norteamericana durante 12 años. Y están allí, sin hacer nada, amontonándose en las instalaciones de almacenamiento de las centrales eléctricas. ¡Menudo desperdicio!

Lo más triste es que Estados Unidos desarrolló la tecnología para reutilizar ese material hace décadas y después prohibió su uso comercial en 1977. Hemos practicado una moratoria virtual desde entonces.

Otros países no han adoptado una posición tan retrógrada con respecto a la energía atómica. Francia, cuyos 59 reactores generan el 80% de su electricidad, ha reciclado con seguridad su combustible nuclear durante décadas. Recurrieron a la energía atómica en los años 70 para limitar su dependencia de recursos energéticos extranjeros. Y desde el principio decidieron que reciclar el combustible nuclear sería un objetivo clave.

Después de retirarlo de los reactores franceses, el combustible usado se embala en contenedores y se transporta de forma segura por tren y luego por carretera a unas instalaciones en La Haya. Allí, el uranio y el plutonio fisibles se separan de los otros desechos y se convierten en combustible que se puede utilizar de nuevo. Todo el proceso añade un 6% de coste para los franceses.

Se ha constatado así que el alarmismo antinuclear es infundado. Los franceses han reciclado combustible como ése durante 30 años sin incidente alguno: ningún ataque terrorista, ningún mal individuo robando uranio, ninguna contribución a la proliferación de armas nucleares, ninguna explosión accidental…

Francia resuelve todas sus necesidades de reciclaje con una sola instalación. De hecho, el reprocesamiento del combustible francés sólo necesita de la mitad de la capacidad de La Haya. La otra se emplea para reciclar el combustible nuclear usado de otros países. Desde el inicio de sus operaciones, la planta de La Haya ha procesado de forma segura alrededor de 23.000 toneladas de combustible usado, suficiente como para suministrar energía a Francia durante 14 años. Su éxito ha despertado mucho interés en el extranjero. La compañía francesa AREVA ya ha ayudado a Japón con sus instalaciones de reprocesamiento y actualmente está estudiando la viabilidad de construir una planta similar en China.

Británicos, japoneses, indios y rusos también llevan a cabo cierto reprocesamiento.

Por supuesto que sigue habiendo desechos. Pero el reciclaje produce menores volúmenes de desechos altamente radioactivos y los franceses lo saben hacer con eficacia – poniendo ciertos desechos en almacenamiento a corto plazo, en almacenamiento interino o preparando el resto para su almacenamiento de larga duración en su versión de Yucca Mountain.

No todo es perfecto en Francia. Todavía están trabajando en la apertura de unas instalaciones geológicas permanentes de almacenamiento. Pero aquí lo crucial es que ellos tienen una organización para encargarse del combustible nuclear usado que permite que su programa avance sin ser rehén de la política de almacenamiento geológico.

Si Estados Unidos se decidiera a reducir tanto las emisiones de CO2 como la dependencia energética, debería tomarse en serio la energía nuclear y comenzar a reciclar el combustible nuclear usado. Una capacidad de reprocesamiento viable no solamente daría a Estados Unidos una fuente de valiosos recursos energéticos, sino que reduciría la cantidad de material radioactivo que va a Yucca Mountain. Estados Unidos ya ha producido los suficientes desechos para casi llenar el límite legal de 70.000 toneladas métricas, aunque estudios posteriores estiman que su capacidad real es el doble y algunos creen que es incluso mayor.

También pondría a Estados Unidos de vuelta en el mapa como un país líder en tecnología nuclear comercial, algo que hoy no es.

El reprocesamiento de combustible nuclear es una actividad segura que debería ser parte del programa de energía nuclear de Estados Unidos. Puede ser asequible y es tecnológicamente factible. Los franceses lo están demostrando a diario.¿Por qué no podemos hacerlo nosotros?

©2008 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

Jack Spencer es miembro del cuerpo de investigación del Instituto de Estudios de Política Económica Thomas A. Roe de la Fundación Heritage.

En Sociedad

    0
    comentarios