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Antonio Golmar

Test de enajenación partidista

Les propongo un sencillo test para escapar del matrix de las identidades políticas cerradas, auto-contenidas y mutuamente excluyentes en el que seguimos encerrados. Lo importante no es acertar, sino la extrañeza que sientan al leer las respuestas.

Nunca fui marxista (ni siquiera marxiano). Tampoco me hizo falta Paul Johnson para percatarme de que en El Capital faltaba ciencia y sobraba teología barata. A mí, la hegemonía cultural de la izquierda siempre me hizo mucha gracia. La disfruté gracias al sabio Juan Trías, como quien se deleita con El señor de los anillos. Aún resoplo aliviado cuando concluyo la lectura de algún opus “izquierdista”.

En un artículo publicado en nuestra Revista de agosto, Horacio Vázquez-Rial lamenta la hegemonía de la izquierda en la historiografía del siglo XX. No le falta razón. Sin embargo, con su permiso, yo iría un paso más acá, comenzaría desprendiéndome de la engañosa dicotomía izquierda-derecha para sustituirla por una suerte de continuum multidimensional, que vaya del intervencionismo a la libertad de elección, y de forma inversa de la autodeterminación individual a las opresiones grupal y carismática. Sólo así seremos capaces de juzgar a los políticos por lo que hacen, no por lo que dicen, y entender que cosmovisiones e ideologías pertenecen al ámbito de la fantasía. Ironía, paradoja e imbricación son los principios rectores de la realidad. 

Ahora que las elecciones americanas se acercan y que las británicas llegarán la próxima primavera, si es que el país resiste el blitzkrieg desencadenado por su actual primer ministro, el insufrible Gordon Brown, permítanme rematar este ejercicio de petulancia con una pequeña diversión. Les propongo un sencillo test para escapar del matrix de las identidades políticas cerradas, auto-contenidas y mutuamente excluyentes en la seguimos encerrados. Lo importante no es acertar, sino la extrañeza que sientan al leer las respuestas. El grado de perplejidad será directamente propocional al de enajenación partidista.

  1. ¿Qué presidente norteamericano introdujo en 1971 los controles de precios y salarios por primera vez en la historia de su país en tiempos de paz?
  2. ¿Qué candidato presidencial norteamericano, considerado un precursor de la “nueva derecha”, fue el primer político importante de su país en apoyar la incorporación de homosexuales a las fuerzas armadas?
  3. ¿Qué célebre senador norteamericano, supuesto defensor del Estado limitado y el libre mercado, patrocinó en 1998 un espectacular asalto contra la libertad de expresión, creación y comercio al extender los derechos de autores difuntos a favor de las grandes productoras de Hollywood tras unas jugosas aportaciones a su campaña y a las de sus compañeros de partido?
  4. ¿Qué primera ministra británica acabó con la autonomía municipal y estatalizó la policía y las escuelas de su país, que pasaron a depender exclusivamente del Gobierno central, dejando a los usuarios directos de estos servicios impotentes e incapaces de pedir cuentas a sus administradores o de influenciar con su voto la gestión y el presupuesto de los mismos?
  5. ¿Qué presidente norteamericano propuso en 2001 doblar la extensión del subsidio de paro de la historia de su país, iniciando así una ola de aumento espectacular de todo tipo de seguros y subsidios sociales? (En 1985 otro presidente intentó algo parecido, pero la oposición de los senadores de su partido se lo impidió; eran otros tiempos).
  6. ¿Qué presidente norteamericano liberalizó las tarifas de las líneas aéreas comerciales y abolió el “Consejo de Aeronáutica Civil”, permitiendo la creación de nuevas líneas, cientos de miles de puestos de trabajo y el acceso de millones de ciudadanos al avión?
  7. ¿Qué partido político es responsable de la mayor y más profunda ola liberalizadora y privatizadora llevada a cabo en cualquier democracia occidental consolidada, incluyendo la firma de tratados de libre comercio con las principales potencias económicas del mundo?

Las respuestas a las cinco primeras preguntas son todas nombres de políticos “de derechas”: Nixon (1), Barry Goldwater (2), Trent Lott (3), Margaret Thatcher (4), y por supuesto, George W. Bush (5). Jimmy Carter es la respuesta a la pregunta 6, y el Partido Laborista de Nueva Zelanda a la 7.

¿Sorprendidos? La coherencia es una falsa virtud que algunos intentan compensar a base de dogmatismo y cortedad de miras. Por eso a ZP le va tan bien (y pésimamente al resto). Los espectros de las dos Españas deambulan a sus anchas por el Congreso, las universidades y buena parte de la letra impresa de nuestro país. Horacio, querido, ¿tienes por ahí el número de los cazafantasmas?

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