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Juan Carlos Girauta

Gorilas

La noche sigue fuera de la ley, pero alguna explicación habrá para la extraordinaria tolerancia del Ayuntamiento de Madrid. Es cuestión de buscarla.

Miles de gorilas manchan la piel de toro, estropean el ocio del noctámbulo, joven o no, envenenan la fiesta y joden la marrana. Cada cierto tiempo pasa lo que tiene que pasar: muertes a puñetazos y patadas que son linchamientos, pues esos valientes suelen atacar en camada a objetivos individuales. Los empresarios de la noche, que por lo visto siguen teniendo más relación con las mafias de lo que nos imaginábamos, ponen a musculados sin cerebro a defender su antro y aguantan, vaya usté a saber cómo, un aluvión de peticiones de clausura de los municipales sin que les pase nada.

Ahora, tras partirle literalmente el corazón a Álvaro Ussía a las puertas de El Balcón de Rosales, van a ver su local cerrado por el Ayuntamiento. Si Gallardón se despierta dos días antes, se evita la tragedia. España se estremece periódicamente al enterarse de lo que todos sabían y nadie denunciaba. Hace tiempo que muchos no pisamos locales con tipos malencarados en la puerta. Es una de esas situaciones donde la lógica del mercado falla y el marketing brilla por su ausencia: cuanto peor tratan a su clientela, más colas se forman a la entrada.

En este caso todo se explica por la venta de alcohol a menores a bajo precio. Cuarenta y siete denuncias en tres años, y nada. La noche sigue fuera de la ley, pero alguna explicación habrá para la extraordinaria tolerancia del Ayuntamiento de Madrid. Es cuestión de buscarla. Alguien tendrá ganas de hacerlo siempre y cuando la presente conmoción no se olvide en dos días, que es lo más probable.

El sector de los gorilas es una bomba que amenaza a nuestra juventud. Con los años, a la primera mirada de vacile, uno se busca otro bareto más amable, pero a ciertas edades se entienden los peligros como ritos de iniciación. Se funden de gusto si un día los gorilas les abren paso y les dan las buenas noches. ¿Por qué no se los lleva la Chacón a Afganistán, a que demuestren su valor y fortaleza? Podrían constituir un batallón aparte (digo batallón, no botellón), con uniforme propio, todos con su cola de caballo y sus abrigos largos y oscuros, poniendo mala cara a los islamistas: ¡Que te meto!

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