No parece que Zelaya deba volver: ha pretendido perpetuarse en el poder violando la Constitución, y dado que se apoyaba en potencias extranjeras, ha cometido traición, por lo que debería ser juzgado. La intervención del ejército ha sido solicitada por los otros dos poderes, Legislativo y Judicial.
Legislativo y Judicial asumen asi transitoriamente funciones ejecutivas. No rompe esto la división de poderes, cuyo carácter es funcional, ideado para evitar los abusos de poder fuera de la Norma. Precisamente por eso, al haber el Ejecutivo excedido sus atribuciónes violando la Constitución, los otros dos poderes, tras haberle llamado al orden y no ser atendidos, deben, por sus fueros, recuperan el control. Y, salvo maltratos menores (no haberle permitido a Zelaya ponerse calcetines y calzoncillos), parece que se ha cumplido excrupulosamente la Norma, que contempla este caso extremo.
La acción es legítima, aunque puede ser más o menos oportuna (haberlo hecho antes o después) o inteligente (haberlo expulsado, o bien detenido, etc.).
Todo un espectáculo de ejercicio de la Política con mayúscula. Envidia de país en el vértigo de tiempos tan difíciles, con tanta Masa presta a tomar la forma del Tirano, y tantos políticos con minúscula como hay. Mas bien deberíamos aprender en España.
A mí también me preocupa que este señoritingo terratenitente vuelva a hacer de las suyas (y lo peor de todo, por imposición de la llamada "comunidad internacional"). Sin embargo, también me ha parecido que los hondureños son un poco brutotes con su manera de hacer las cosas, y eso tal vez ha sido una gran torpeza. Quiero decir que deberían haberlo detenido de modo más discreto y procesado como Dios manda, guardando un poco las formas.
Tengo mis dudas sobre si debe reasumir el cargo,don Pablo.
A mi entender,este caballerete tenía ganas de ser abad perpetuo del convento sin que se lo hubiesen propuesto los frailes y ahora,volver de rositas y aquí no ha pasado nada me parece un poco excesivo.
Además,bien sabemos que la cabra tira al monte y el bolivariano al golpe...
Yo diría que quienes no midieron bien los tiempos son los que expulsaron a Zelaya del país, acto que por mucho que se quiera disfrazar, solo puede calificarse de golpe de estado. Vista la reacción internacional, con EEUU, la UE, la OEA, el Banco Mundial exigiendo incondicionalmente la restitución de Zelaya, los nuevos gobernantes de Honduras deben tener las piernas como flanes.
Para destituir a un Presidente que se exece en sus funciones existen en cualquier país democrático recursos legales y constitucionales, especialmente si -como se dice- todo el Parlamento estaba en su contra. Sacarlo a punta de ametralladora de su casa en medio de la noche y mandarlo a Costa Rica en pijama no parece muy constitucional, ni muy legal ni muy democrático.