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José Antonio Martínez-Abarca

De cobos y maletines

Si Mariano Rajoy cree que se le está defendiendo como aspirante al Gobierno de la nación al tratar de destruir la hegemonía de su partido en Madrid, es que ya sabemos de otro alto representante del PP que tampoco es del PP.

Fue fama en el mundo académico español, hace años, que cierta autoridad en Derecho Penal que era contratado para defender a importantes cuando no peligrosos clientes y que compartía apellido con el vicealcalde de Gallardón fue protagonista cierto día de un pequeño y ameno incidente claustral. Acostumbraba a llevar un maletín con toda la documentación necesaria de sus casos del día, algún que otro docto libro de su especialidad y algo más, un algo más que al parecer era muy necesario para moverse con cierta gracia y propiedad por el ambiente típico de su delicada labor. Una vez, portando dicho maletín entre los estudiantes, la autoridad académica trastabilló y del contenido de la valija poco diplomática cayó un pistolón, que el propietario, con un arrebol en las mejillas, volvió a meter a toda prisa en su lugar. Desde entonces, entre sus impresionados colegas fue conocido como "Al Cobone". No sé por qué me he recordado de aquello al leer las declaraciones del homónimo que ocupa la vicealcaldía madrileña en El País.

A falta de que se haga un nudo con las piernas al ir a vomitar contra Esperanza Aguirre y derrame el contenido de su cartera consistorial a la vista de todos, supongo que las concomitancias mentales de este Cobo gallardónico con otros que le precedieron me vienen de su maldormida pinta de interrogador de teleserie policial. Este es otro de los que ven amanecer. Decir que Gallardón tiene su propia "gestapillo" sería escribir demasiado, y hacerle un honor inmerecido: el carnicero Matanzo, concejal que fue del alcalde Álvarez del Manzano antes de largarse con la vieja derecha residual, le daría cumplidamente al Cobo que nos ocupa clases de estética. Por lo visto las alcantarillas institucionales ya no sólo están en el Ministerio del Interior, sino que aprovechan los huecos que ha dejado el alcalde madrileño en el subsuelo de la capital, donde, y sentimos desengañar al actor Danny DeVito, no hay precisamente un tesoro sino algo bastante más inquietante.

Siempre he creído, documentado por constantes indicios que he ido recopilando en casi veinte años ya de rígidas entrevistas y descuidadas copas con políticos del PP, que el principal problema del Partido Popular está en que demasiados de sus cargos no son en realidad del Partido Popular, sino de cualquier otra cosa. Si Mariano Rajoy cree que se le está defendiendo como aspirante al Gobierno de la nación al tratar de destruir la hegemonía de su partido en Madrid, es que ya sabemos de otro alto representante del PP que tampoco es del PP. No creo, ni en la peor de las pesadillas, que Mariano llegue ni mucho menos a tanto. Pero lo que es palmario es que si este Cobo es de la "máxima confianza" del líder de la Oposición, sugiero a Rajoy que adopte como una higiénica mentalidad paranoica: debe tener manía persecutoria porque, como decía Borges, es que efectivamente le persiguen. A riesgo de que tropiecen y que, como el caso de aquel otro Cobo de divertida memoria académica, todos echemos de ver públicamente el contenido del maletín.

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