Si desvirtuamos el significado de las palabras como "natural" o "normal"y
otras, aquí no hay anera de debatir.
Javier Moreno, usted hace trampa en los párrafos tercero y último.
Políticamente incorregible
Dice el refrán que "la excepción confirma la regla", es decir, que siempre que hay una regla (o norma, dicho sea para enlazar con el término "normal") hay excepciones a la misma.
Pero, ¿tiene sentido pretender integrar la excepción en la regla, sólo porque ambas se dan?
Al final, más de lo mismo: tanto miedo se tiene a las derivaciones del pensamiento "diferente=inferior o superior" que muchos optan por negar la propia diferencia, falseando la realidad e idealizando al diferente.
¿Tan dificil es entender que "diferente" no equivale a "superior o inferior"? ¿Tan dificil es entender que del hecho de salirse de la normalidad no se deduce un juicio moral de superioridad o inferioridad? ¿Tan dificil es entender que la condición necesaria para aceptar a alguien "como es" es reconocer sinceramente "cómo es" sin engañarse uno mismo?
Es lo que digo: hay "palabras-policía" (las que estigmatizan a quien las pronuncia) y "palabras-trampa" (las que permiten tergiversar el sentido de las palabras de quienes las pronuncian; en el blog de Federico las he estado llamando "pistolaculateras" por ser palabras similares a la "pistola de las que sale el tiro por la culata", que se vuelven contra quien las usa), ambas al servicio de la demagogia. La palabra "normal" pertenece a ambas categorías.
- Es "palabra-policía" cuando se usa para "normalizar" a un colectivo, para truncar a quienes "se salen de lo normal". Así, se "normaliza" a los hispanohablantes en Cataluña, prohibiendo la enseñanza pública en castellano, se "normaliza" a los superdotados en las escuelas, obligándoles a seguir la marcha de los compañeros menos capacitados en grupos muy heterogéneos, y se "normaliza" las opiniones por el expeditivo criterio de estigmatizar las opiniones que se salen de la norma canónica de la corrección política.
- Al mismo tiempo, es "palabra-trampa" cuando es utilizada por quien argumenta en el sentido de "normalidad", de "hecho más frecuente" o equivalente a "lo que es natural en la especie humana, heterosexual por naturaleza", tras lo que la réplica la utiliza en el sentido de "normalización", de "imposición por la fuerza totalitaria de un uso canónico, con estigmatización o fuerza sobre quienes no se ajusten a esa norma".
¿Por qué ese empeño de los demagogos en tergiversar las palabras ajenas por medio de "palabras-trampa"? Imagino que si no defienden su postura con argumentos sino con artimañas, por algo será.
Un saludo.
Que no, hombre, que no. Que ni todo es igual, ni todo es lo mismo. Que hay cosas que suceden pero no son deseables, y en lo posible deben corregirse. Sentido común, señores. Respetuoso silencio ante conductas erróneas individuales, quizá. Pero darle carta de naturalidad y normalidad, pues no. Que nos volverán locos y ya no sabremos ni dónde tenemos la mano derecha.
Usted quiere llevar el debate al concepto de normalidad y el debate no es ese y si lo fuera no nos llevaría a ninguna parte porque, o definimos casi en términos estadísticos (suponiendo que el fenómeno "práctica sexual" se explica mediante una determinada distribución de probabilidad, consideramos que una clase es normal si la probabilidad de ocurrencia es mayor del X %), o estaríamos hablando de un concepto subjetivo cuya valoración, por tanto, es personal e intransferible.
Como tampoco lo es si, en la medida que no afecte al orden social liberal, hay que TOLERAR la homosexualidad; el 99,99% de los participantes en esta polémica no lo pone en duda.
La cuestión es si, además de tolerarla, hay que promover su práctica entre la juventud.
¿Quiere usted que a sus hijos, en el colegio, se les presente la homosexualidad como una opción más y se les aleccione en las diferentes prácticas para disfrutar plenamente de ella?.
Y como últimamente se ha abierto la veda del comentarista contrario a lo políticamente correcto, copio el comentario en el portapapeles para ponerlo en el Blog de Moa, donde, de momento, no se ejerce la censura.
Creo que se equivoca usted en el planteamiento y en la conclusión del asunto.
En el planteamiento, porque no se trata de ser bueno ni malo, predecible ni impredecible. Ni normal o anormal.
Y en la conclusión, porque lo que estamos tratando es si la homosexualidad es una "opción" tan natural y tan incardinada en la naturaleza humana como la homosexualidad.
Apela usted a la evolución de las especies sólo para hacer como que la menciona y divaga acerca de la supuesta ventaja de unos supuestos genes origen de la homosexualidad, pero ignora la razón de ser de la aparición del sexo en la historia de la vida, que no es otro que el encuentro de dos materiales genéticos, uno procedente de un individuo masculino y otro femenino.
Si esto es así, no me puede usted decir que la homosexualidad esté conforme con la naturaleza humana. Me podrá decir que el ser humano es libre, que su sexualidad es mucho más que biología y que puede hacer con ella lo que mejor le plazca, pero no me puede decir que, en su naturaleza fundamental, son lo mismo homosexualidad que heterosexualidad.
No. No puede negar que en la primera existe una equivocación del instinto sexual, todo lo lícita que usted quiera, pero equivocación.
Veo que utilizamos usted y yo el término "natural" de manera distinta. Para usted, parece ser que "la ubicuidad en todo tiempo y lugar de un fenómeno nos obliga a considerarlo natural".
No lo veo yo así. Seguramente, el suicidio también es algo constante en la historia de las civilizaciones y no por ello deja de ser una perversión, una equivocación del instinto de supervivencia, que es el natural en la especie humana y en todas las especies animales.
Le señalo, además, que, siendo verdad que la homosexualidad es fenómeno frecuente en todas las culturas, sólo en las decadentes se presenta como "natural" y se hace alarde de ella.
En definitiva, lo que trato es de combatir la tesis, sostenida este fin de semana por FJL y usted de que tan natural es la homosexualidad como la heterosexualidad. Es evidente que, a mi edad, ninguno de ustedes me va a hacer cambiar de opinión, pero también es verdad que esta tesis va abriéndose camino poco a poco entre los poderes públicos, los medios de comunicación y en la educación, y es un mensaje que se está mandando, cada vez con mayor fuerza a la adolescencia, época turbulenta de la vida en la que existen vacilaciones respecto al objeto del apetito carnal.
La defensa de tal idea, creo que puede equivocar y lanzar por el camino de la homosexualidad a muchos de estos adolescentes que, de otra forma, quizá no "elegirían" tal "opción".
Un saludo.
Si por natural se entiende la homosexualidad, también lo sería la pederastia, el bestialismo o el sadismo dado que también se producen en todo tiempo y lugar. Por consiguiente, siguiendo el razonamiento de Javier, son, además de naturales, normales.
Abracemos con entusiasmo lo políticamente correcto. No vayamos contra corriente porque seremos tildados de retrógrados, fachas, ultraconservadores, ramplones, fanáticos, homófobos o hipócritas. Ni por asomo se os ocurra considerar la homosexualidad una desviación o un trastorno porque os asemejarán o afirmarán que estáis a un paso de los totalitarios y genocidas.
Y además, no se que me da que hay una campaña intensa e intensiva de "normalizar" la homosexualidad en LD, de la cual no forma parte Pio Moa, y por ello le ha caido un capón. Será que Pio Moa tampoco es normal, como sí lo es Zerolo & friends.
¡Anda ya!
¿”Normal” quiere decir “bueno”?
Si nos vamos a comparar con los bonobos, a mi no me gusta esa “normalidad”. Si por ubicuidad en todo tiempo y lugar hace normal y natural los hechos, también es normal el asesinato (bastante ubicuo), la pederastia, el incesto, la poligamia, el adulterio, el robo..., en fin, todo tipo de violencia y exceso que nos ha acompañado desde que el mundo es mundo. A partir de ahora, si alguien me dice que es normal, yo ya no podré confiar en él, porque no será como yo: será un bonobo (y a la primera de cambio, se me beneficiará a la parienta e incluso a mí).
Después de tanta polémica, creo que ha llegado la hora de coger el toro por los cuernos, dejarnos de normalidades o anormalidades, y plantear el asunto con toda su crudeza. La homosexualidad,
- ¿es buena o mala?,
- ¿en relación a qué es buena o mala?,
- si fuera mala, ¿es un comportamiento tolerable?
Lo primero es lo primero, ¿qué es la homosexualidad?. Según la RAE, es la inclinación hacia la relación erótica con individuos del mismo sexo; para centrar el debate, entre adultos y de forma voluntaria, añado.
La bondad o maldad de un comportamiento sólo puede ser analizada en el ámbito individual o en el ámbito social. Es decir, la homosexualidad, ¿es buena o mala para el individuo que la practica?, ¿es buena o mala para el progreso de la sociedad?.
Desde el punto de vista individual, todos tenemos una tendencia innata a buscar estados más placenteros y a actuar para lograrlos. La valoración de dichos estados es subjetiva, es decir personal e intransferible, por tanto, que el estado resultante de practicar la homosexualidad sea mejor que sus alternativas es algo que sólo puede enjuiciar el individuo que decide actuar de esa manera.
Desde el punto de vista del progreso social, entendiendo éste como una situación dinámica en la que cada vez más seres humanos pueden buscar libremente su felicidad, ¿es buena o mala la homosexualidad?.
Que cada vez un mayor número de seres humanos puedan buscar la felicidad, depende, en gran medida, de que cada vez un número mayor se vean libres (hasta cierto punto) de preocuparse por el alimento, el cobijo, la seguridad y la enfermedad. Esto exige un progreso continúo del conocimiento y como nuestra mente es limitada, un mayor número de mentes que lo sustenten. Para aclarar la idea, tomemos como ejemplo la película MADMAX, donde subsisten ciertos artefactos creados en un estado de civilización superior, pero, debido al escaso número de seres humanos que puedan sostener el esfuerzo civilizador y la continuidad del progreso del conocimiento, se cae en la barbarie. Podemos elegir entre ser pocos y pobres o muchos y ricos. Los planteamientos que abogan por una reducción de la población para que los que queden vivan mejor, parten de la falacia de que los recursos son limitados cuando, gracias a la capacidad creadora humana, NO EXISTE LIMITACION DE RECURSOS. Un artefacto que reduzca a la mitad el consumo de combustible (creatividad humana) equivale a duplicar las reservas de petróleo conocidas. El enfoque malthusiano coloca al hombre en la categoría de las ratas o las bacterias.
Volviendo al asunto, una conducta cuya generalización implique la limitación o desaparición del impulso demográfico es perniciosa para el desarrollo de la civilización. En este sentido la homosexualidad es mala.
Pero es que, además, la sociedad es un entramado de conductas pautadas desarrolladas por mucha gente durante mucho tiempo. Aquellos esquemas sociales que mejor han permitido el libre ejercicio de capacidad creadora innata del hombre son los que han alcanzado un mayor grado de civilización. Creo que nadie pondrá en duda que la familia ha sido uno de los pilares fundamentales de la sociedad. La homosexualidad, al impedir o limitar el desarrollo de ese entorno favorable para el necesario impulso demográfico, va en contra de una institución que ha costado mucho esfuerzo y tiempo crear y que se ha demostrado como generadora de progreso. En este sentido también es mala.
¿Hay que perseguir y castigar por ello la homosexualidad?
No, porque si lo hiciéramos estaríamos atacando la columna fundamental del orden social liberal: la capacidad de actuar libremente en la medida en que mi comportamiento no afecte de manera explícita y directa a la vida y propiedad ajenas o impida el cumplimiento de acuerdos legítimos libremente contraídos entre las partes.
El remedio de perseguir la homosexualidad por contraria al progreso de la civilización sería peor que la enfermedad, destruiría, más rápidamente, las bases del orden social liberal.
Otra cosa es comulgar con ruedas de molino, renunciando a conocer las consecuencias de determinados comportamientos y propagándolos como inocuos, especialmente a niños y jóvenes en proceso de formación.