Uno de los grandes problemas que nos encontramos en estas fiestas los médicos –aparte de los empachos– es el de la intoxicación etílica. Las medidas que las autoridades tienen para controlar en la carretera los niveles de alcoholemia no son suficientes, pues muchas personas no deberían ni sentarse al volante.
En estos días es muy frecuente tomar el aperitivo antes de la comida. Empezamos, pues, con distintas bebidas alcohólicas y más tarde, al sentarnos en la mesa, continuamos mezclando otras bebidas. Al final nuestro organismo presenta niveles de alcohol en sangre de entre 50-100 mg y la persona no acostumbrada comienza a convertirse en un charlatán, a sentir mucha euforia y a tener problemas con el lenguaje. Si sigue bebiendo y su concentración supera la cifra anterior, puede llegar a sufrir problemas de visión, en el habla... pudiendo llegar a los cardiacos y respiratorios.
¿Qué debemos hacer ante esta situación? En primer lugar, trasladar a esta persona al centro hospitalario. No hay que llevarla a su casa, pues las consecuencias pueden ser fatales, llegando al extremo del coma y de la muerte. En el hospital disponen del tratamiento farmacológico adecuado y evitan que se produzca una hipotermia.
Siempre aconsejaremos tomar en las comidas vino español con moderación. Celebremos las fiestas como lo que somos: personas con raciocinio.