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Lo ha dicho la tele

Tres restaurantes en toda España en cuanto al tabaco, ninguna mochila infantil con el nutritivo donut y sólo una asociación privada denunciando el infame protocolo de Kioto. Este es el saldo de los que defienden la libertad en nuestro país.

Schauspi dijo el día 9 de Enero de 2011 a las 14:34:

La libertad que, de verdad, interesa, es la de poder ganar buen dinerito, con relativa facilidad - cuanto más fácil mejor - y la libertad de "comerese el coco" lo menos posible.

Ropper dijo el día 9 de Enero de 2011 a las 13:14:

¿Qui prodest? Los fumadores no podrán ir al bar a ver los partidos codificados, por lo que tendrán que verlos en su casa o en la de algún amigo. Con lo cual tendrán que contratar el partido. ¿Quiénes tienen en España los derechos de futbol? Los amigos de ZP.

pablocj dijo el día 8 de Enero de 2011 a las 18:05:

no es cierto que a los españoles nos gusta que los políticos dirijan nuestras vidas, somos bastante egoístas, pero sí que nos gusta que el político dirija la vida del vecino siempre que vaya en beneficio de nuestros intereses.

Erbilyos dijo el día 8 de Enero de 2011 a las 16:03:

He visto al señor Ildefonso Hernández Aguado, director general de Salud Pública, en una entrevista en el canal 10. Estaba ufano y muy satisfecho por la aprobación de la ley. Por momentos me recordaba a un viejo profesor de latín que tuve en el instituto, hombre amante del orden, de los alumnos aplicados y de las cosas bien hechas, que cada vez que sacaba a alguien a recitar unas declinaciones aconsejaba indefectiblemente al alumno antes de que empezara: "Limpito, limpito" (quería decir "sin errores ni dudas, todo de corrido"). Un mundo muy limpito, como una ciudad de Airgam Boys, va a quedar el país después de esta ley.
Estos "constructivistas" de la burocracia sueñan con un mundo perfecto que ya vislumbró Aldous Huxley en su famosa distopía, hace ya muchos años. Una especie de guardería para adultos. El que no encaje, porque tal vez sea demasiado "gitano" para ello, tendrá que emigrar a Sudamérica. Los demás, se resignarán a permanecer en la guardería, cantando canciones infantiles a coro, con los pulmones muy limpitos y los dientes recién cepillados. Una oración al niño Jesús y a la camita tempranito (uy, qué rico olor a Mimosín).

Aguador dijo el día 8 de Enero de 2011 a las 11:08:

Totalmente de acuerdo con el comentario. Y apunto una hipótesis. Los actuales miembros de la casta dejarán que la situación se vaya pudriendo, por sus propios intereses bastardos y los de los grupos transnacionales a quienes pertenecen. Cabe esperar que la masa de ciudadanos que no tengan nada que perder aumentará hasta hacerse crítica. No es de hoy para mañana, pero ya con un 20% de la población activa en paro, no ha de faltar mucho.

Y pagaremos, desde luego que sí. Pagaremos las consecuencias de haber dejado crecer a una casta política sin entrañas (en todas las instancias de poder, no sólo en las Cortes). Pagaremos las consecuencias de habernos dado un sistema político defectuoso, pero basado en la "buena fe" y roto por aquellos que jamás tuvieron bastante. Pagaremos las consecuencias de no haber fortalecido los mecanismos de control, o de haber usado los que había, o de haberlos desactivado.

Y cuando hayamos vuelto a los palos, la casta política se largará, porque no se quedarán para ver las consecuencias de sus acciones. A Sudamérica, a Londres, a París. Nos dejarán tirados, como en el 39. Sólo que esta vez no irán con una mano detrás y la otra delante. Por lo menos, de lo que se sabe de la pesoe, vivirán a cuerpo de rey, sabiendo además que no les pasará como a Trotsky.

Triste panorama si no cambian las cosas.

Psicopom dijo el día 8 de Enero de 2011 a las 11:00:

Jorgegvr, 1808 eran otros tiempos, al igual que el motín de Esquilache, ahora no se levantan los españoles ni para ir al lavabo.

Esta sociedad está muerta, no tiene sangre en las venas sino horchata. Los tiempos del indómito español que se rebelaba contra leyes injustas, opresores, invasores, etc, pasó a la historia, si ahora nos invaden los moros, salvo el ejército y porque es su profesión, el resto de la sociedad no haría absolutamente nada.

Mira la ley del tabaco, una tradición tan arraigada entre los españoles como es ir a la tasca más cutre del barrio o pueblo, tomar unas copitas, echar unos cigarros y jugar una partidilla de mus, prohiben el tabaco y con esto joden una tradición muy querida de los españoles y no pasa nada, escenas rocambolescas de gente tiritando en la calle al costado de un bar con un cigarrillo en la mano.

En este país ya no se levanta nadie, ya no hay rebeliones, ni cuartelazos ni los cojones del caballo de Espartero entrando en el congreso, España necesita una regeneración moral profunda si quiere sobrevivir.

Y eso lo sabe Zapatero, que aquí no se levanta nadie, por eso puede hacer estas leyes que hce como la de violencia de género que lleva 7 años criminalizando y encarcelando a hombres por el mero hecho de serlos, o la ley del tabaco, o la nueva ley contra la discriminación de la pajín, y nadie va a hacer absolutamente nada, lo saben de sobre y por eso pueden hacerlo.

Vendeano dijo el día 8 de Enero de 2011 a las 09:06:

#jorgegvr, me gustaría acompañarte en tus deseos, pero me temo que ese millón de cabreados, tras saquear algunas oficinas bancarias, serán alimento de algún demagogo peronista, o socialista genérico, nacionalsocialista, cantonalsocialista o furbolsocialista.

Aquí nos ponemos de acuerdo en indignarnos, pero a la hora de la acción positiva nos puede el egoísmo más crudo, y sólo se piensa en cómo sacar ventaja en la nueva situación. Cooperando se llega más lejos, pero aquí prosperar es pisar al vecino, y en economía no es crear riqueza, sino apropiártela antes de que lo haga otro. En política no es el Estado un árbitro mínimo y neutral sino aquello que "los nuestros" tienen que conquistar para que el cacique reparta entre los suyos, concepto tribal de la devotio y la bandería.

Esos son los alcances de esa revuelta idealizada que anhelamos, los alcances de los minusválidos morales que somos. Si sale algo mejor lo mataremos, siempre lo hemos hecho.

juancaro dijo el día 8 de Enero de 2011 a las 00:10:

No hay que llegar hasta el extremo de "morir" o de matar. Hay otras alternativas. Por ejemplo, emigrar a un país medio normal porque esta exhausta nación está colmada de necios, ignorantes, vagos, ineptos y maleantes que prostituyen, se sirven o mantienen tal infecto sistema que nos desgobierna.

Incluso como pastor de ovejas en Australia puedo uno sentirse más libre, menos oprimido y exprimido que en Expaña.

jorgegvr dijo el día 7 de Enero de 2011 a las 20:57:

Don Pablo, me voy a tomar su artículo de opinión por el lado irónico, que sé que le gusta utilizarlo en sus escritos y comentarios a debate.

Hablando seriamente, usted sabe que como ciudadanos nos queda o fumar en la "casa" o local privado de otro ciudadano emprendedor, bajarnos los pantalones y no fumar, o dejar de ir a ese local de ocio a consumir.

Según usted, ¿qué deberíamos hacer, en el momento en que un agente de la autoridad -por llamarles eso y no "multeros"- nos pida la documentación para proceder a imponernos la famosa multa de 30 euros, o 100 o 1000?. ¿Imponemos nuestra libertad, como se dice en la calle, "a hostias"?. ¿Apedreamos su vehículo, les apaleamos y les colgamos por el pie de la farola más cercana a la entrada del bar?.

No nos hable de poner recursos, denuncias y demás zaranganas, que muchos ciudadanos, especialmente los que leemos, escuchamos y vemos este grupo mediático (LD), ya sabemos qué nivel de justicia existe en este país. No la hay.

Demos gracias a esta santa crisis. Va a "despertar" a muchos ciudadanos. Porque hasta que no sientan en sus carnes estos atropellos, hasta que no vivan con hambre y deshauciados, con la ropa que otros han donado, no despertarán.
Los próximos años, que estarán llenos de leyes injustas, de malgasto y robo descarado, van a ser cruciales. Y no es que tenga una bola de cristal, es simplemente un poquito de conocimiento de la Historia de España (la mayoría de las veces escrita por gente insignificante como esos madrileños allá por 1808, por poner un ejemplo), un poquito de memoria para comprobar y no olvidar lo que esta gentuza -casta dirigente- ha hecho y dicho, y conversar con alguno de esos padres de familia que hacen cola en las iglesias y centros de Cáritas, para darse cuenta de lo que sucederá. Y por supuesto, saber que nuestra casta política no está dispuesta a cambiar y, en vez de robar y malgastar, van a seguir "apretando las tuercas".
"A fuego y sangre", me dicen. "Yo voté a esta gentuza". Porque ya lo han perdido todo algunos, hasta la familia y la casa hipotecada. Y otros van camino, sin siquiera verlo.

¿Se imagina, don Pablo, medio millón, o mejor un millón de estos hombres que ya no tienen nada?. Aunque estuvieran en la capital, Madrid, no habría efectivos para controlarlos. ¡Y lo mejor de todo es que nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del estado están en tan malas condiciones laborales, de efectivos, material y entrenamiento, gracias a los políticos!.

Esta "ley" inconstitucional del tabaco es sólo otro paso, otra gota más en el vaso. Han habido otras, y nos aplicarán más.
Los ciudadanos tienen miedo, porque tienen muchas cosas que perder. Pero cuando ya no tengan nada, cuando no posean ni el pantalón o la chaqueta que les abriga, otro gallo cantará.

Deseo de todo corazón que un día ZP, Rajoy y el borbón se den cuenta de lo que están alimentando, y que se pusieran a trabajar de una vez por el bienestar de esta nación, sus ciudadanos, el pueblo soberano.
No deseo guerra o violencia, pero antes que vivir en esclavitud -a eso vamos-, prefiero morir. Y eso no conlleva ir como cordero al matadero, o subir por mi propio pie a un camión para que luego me tiren en la cuneta -algo muy socialista, por cierto-. Conlleva luchar.
Como individuos no pintamos nada. Ya lo sé. Pero cuando se trate de un millón o más de individuos sin miedo, sin nada que perder, sin estar obligados por un cargo o sueldo, voluntarios, que tiemble el estado, que sude de miedo la casta dirigente, porque esa tormenta no la podrán parar.

Lo dicho, en 1808 no existían ni los medios ni tecnologías que hay ahora, y sucedió. Que ahora no suceda nada, no significa que dentro de un tiempo ocurra.