Ya le he dicho antes, anp, que si la mayoría castellanohablante vota separatistas o, simplemente, se va a la playa y no vota,.... reclamaciones al maestro armero......¡¡ que les den a ustedes y a los separatistas !!.
Y eso de que los catalanes son superiores al resto de los españoles lo dirá usted. Sepa que he vivido en gerona, he tenido a mi cargo catalanes y son más bien....cortitos. Eso sí, gritan mucho.
Sigo esperando que anp nos ilustre sobre la táctica que hay que usar para librarnos del separatismo catalán y del vasco. No me cuente lo del apaciguamiento que no vamos bien. ¿No será usted un separatista de esos que nunca se separan?.
Hasta ahora el separatismo era más bien sentimental....ahora ya nos cuesta dinero, oiga. ¡ menudo lastre !, nada, nada, un referendum y que se financien ellos.
De momento no compro nada que lleve la Cat, ni la B, ni la Gi, ni la T, ni el fet a Olot......¿que no soy inteligente?, ¿que soy un separador?, pero duermo cojonudamente.
Hay quienes piensan que dándoles la independencia a Cataluña y a las Vascongadas se acabarán nuestros problemas con los nazi-onalistas, pero yo creo que ése será el inicio de nuestros problamas con ellos. Porque al día siguiente de independizarse, las nuevas Repúblicas de Catalunya y Euzkadi empezarán a reclamar Valencia, Baleares y parte de Aragón los primeros, y Navarra y Treviño los segundos. Con lo cual, los problemas que tenemos ahora con Marruecos (que reivindica Ceuta, Melilla y las Canarias) se multiplicarán por tres. Denles la independencia a catalanes y vascos y entonces se enterarán de lo que es tener problemas con el nacionalismo periférico.
LA LEPRA CATALANISTA, SEGÚN DON VICENTE BLASCO IBÁÑEZ.
Permítanme la transcripción del artículo que el insigne escritor valenciano D. VICENTE BLASCO IBÁÑEZ, publicó en el diario EL PUEBLO de Valencia el 13.06.1907 ya que creo es de rabiosa actualidad.
Son muy substanciosos, tanto los comentarios que se refieren al catalanismo político, ya imperante en aquel principio de siglo XIX, como los que también hacen mención a la monarquía en aquellos años.
Vicente Blasco Ibañez no sentía ninguna simpatía ni por el catalanismo ni por la monarquía. Como buen escritor, tenía una gran imaginación no carente de verosimilitud y, por supuesto, sabía perfectamente con quien se la jugaba.
Este artículo aclara muy mucho su opinión negativa sobre la política catalana y su visión de futuro que, en muchos aspectos, el devenir de los años han confirmado, tanto lo que se refiere a las consecuencias generales para España como las particulares del antiguo Reino de Valencia.
Espero que puedan extraer conclusiones con su lectura.
EL PUEBLO. DIARIO REPUBLICANO DE VALENCIA
Jueves, 13 de junio de 1.907
LA LEPRA CATALANISTA (Vicente Blasco Ibáñez)
El periódico es donde se esconden todos los cobardes irresponsables, injuriadores de la mujer y sicalípticos para el hombre, publicó ayer una defensa de los catalanistas, de los enemigos de la agricultura valenciana, de la burguesía separatista barcelonesa, frailuna, vetusta, partidaria de la independencia del famoso Principado, piojoso y sanguinario, que dejó marcadas en la historia las huellas de una ferocidad fenicia, bárbara, horripilante.
Un castrado, un jovenzuelo esteta que presume de ácrata por la longitud de los cabellos y la dislocación de sus sesos, afirma sentenciosamente, asnalmente, que los catalanistas vendrán y que los republicanos correremos ante el formidable poder de las cuatro barras y la furia del puntapié sorianista. Y los que semejantes risibles bellaquerías escriben se llaman valencianos, defensores de los intereses de la ciudad, de su grandeza y de su porvenir.
Esos imbéciles son los que desde hace cuatro años amparan toda abyección y cometen toda infamia e intentan toda injuria y emplean toda arma, por villana y rufianesca que sea con tal de que hiera al enemigo, sin respetar lo mas venerando y augusto del hogar. ¡Buenos defensores se ha dado en Valencia el catalanismo! ¡Increíble parece que un periódico como La Publicidad de Barcelona, se haya cruzado de brazos en este asunto de la expedición catalanista a Valencia y no haya advertido cariñosamente lo innecesario de esa cruzada que puede proporcionar un día de luto a la ciudad! ¡Increíble parece que los ultrajados y escarnecidos de manera tan baja y miserable por un histrión imbecil, con alma de borracho, se amparen de él servilmente deshonrando una causa con solo entregar su defensa a quien con honras de mujer hizo pingajos para su estandarte! ¡En este país hay eclipse de... pantalones!.
Valencia toda está orientada ya, conoce profundamente que clase de patriotismo es el que exhibe Soriano, que en estos del amor a Valencia, imita sencillamente a los chulos de lupanar, que aman a la dueña por lo que les dan.
Los adoradores de Soriano, y suponemos que el mismo Soriano a la cabeza (porque si para ese día no viene será un villano cobarde) son los que nos traen a los catalanistas, a los héroes de la nueva reconquista, a los descubridores de esta umbría selva, paraje de emplumados y bronceados indios que no han sabido libertarse e impretan el favor del Principado para su manumisión.
¡Que estupendo! Valencia, que puede ser la escuela, el templo de las libertades españolas, en donde tantos años hace que el régimen, del que no abominan los catalanistas, se ha quedado sin representación parlamentaria y casi sin representación municipal, en unAyuntamiento compuesto por 49 concejales; Valencia que reorganizó quizás, o reanimó, cuando menos, el republicanismo de toda España, y desde hace quince años, trabaja con febril actividad por su porvenir, por su prosperidad, divorciada de las instituciones, revolucionaria, dentro y fuera de la capital, transformada con asombro de las clases conservadoras, a las que hemos suplantado por nuestras iniciativas y nuestra actividad; Valencia, que ha sido la Cenicienta del Mediterráneo, en cuyo puerto impera la más honda miseria, por culpa de Barcelona, que lo absorbe todo, que es el verdugo de Levante, que quiere convertir toda España en huevo para tragarse hasta la cascara, que envía a nuestra ciudad sus productos libremente, sin que sufran ningún impuesto a su entrada, y en cambio la pasa, la naranja y la legumbres valencianas pagan un enorme tributo municipal al entrar en Barcelona; Valencia, cuya agricultura muere por imposición del industrialismo catalán, porque catalanes y vizcainos han conseguido la confección de unos infames aranceles que nos tapian los mercados internacionales para la exportación de nuestra fruta, sometiéndonos a una pérdida anual de mas de cien millones de pesetas, que se traduce en hambre y congojas en el campo y languidez en la vida comercial de la ciudad; Valencia, repetimos, que ha sido siempre menospreciada y vejada por Barcelona, desde que nos conquistó un rey clerical, supersticioso y sucio, que aniquiló la civilización árabe de nuestra tierra, científica, tolerante, rica en principios de cultura, poética y soñadora, para sustituirla por una dominación sanguinaria e inquisitorial, entregándola al fanatismo de Roma y a la sopas del convento y a la suciedad y a la ignorancia de unos varones muy santos, pero muy brutos; esta Valencia, repetimos, recibirá el 29, fíjense bien los republicanos, los patriotas, los hombres libres, el 29 de junio a los catalanistas, a los que no se atrevieron a solidarizarse cuando se cometieron los crímenes de Montjuich y se unen para destrozar a los republicanos, a quienes no han necesitado su presencia para destruir el caciquismo y emancipar su alma.
¿Qué miserable farsa quiere representarse aquí? ¿Se nos ha tomado por cobardes, por ignorantes? ¿Quieren los catalanistas jugar con el honor del partido de Unión Republicana dándose en las calles de la ciudad un publico abrazo con Soriano, el pierrot deshonrador de mujeres? ¿No comprenden esos señores que su llegada a Valencia con Soriano es un reto, una provocación, una afrenta que ningún republicano que sepa en que lugar tienen asiento los riñones ha de tolerar sin jugarse en la partida su vida y su libertad si es preciso? ¿Piensan los catalanistas que Valencia es tierra huérfana de voluntad y de caracteres?.
Aun simpatizando con la campaña, con la obra política, republicana, de un amigo entrañable de todos nosotros, del gran propagandista Alejandro Lerroux, cuyo nombre pasará a la historia como modelo de energía, de cultura, de abnegación, de desinterés, al hacer la crónica del actual republicanismo español; aun siguiendo sus heroicos esfuerzos con toda nuestra simpatía y lamentando dolorosamente su derrota; aun habiendo podido tomar parte en la misma Barcelona en actos que molestasen a los catalanistas, hemos observado siempre una prudente y correcta conducta, procurando no intervenir ni mezclarnos siquiera en un problema esencialmente local con el propósito de no envenenar pasiones ni excitar odios.
¿Qué ejemplo imitan, pues, los catalanistas al intentar aquí un desembarco unidos al desvergonzado y cínico Soriano? ¿Qué se les ha perdido aquí, si nadie les llama ni los necesitamos ni son útiles a Valencia? ¿A que involucrarse en asuntos locales, de bandería, intentando con su presencia dar crédito a los mas desacreditados y conceder dignidad a quienes la han perdido en el crimen callejero y en la injuria a la mujer?.
Nos dirigimos con esto a La Publicidad de Barcelona, insultada por Soriano, para que conozca el sentimiento general de los republicanos de esta ciudad. Y aun esperamos que antes de resolver nada en definitiva mediten y se convenzan de que su presencia representaría aquí la de una comparsa sorianista insultadora y provocadora.
Continuaremos.
Yo soy el que más lamenta las reacciones tan faltas de inteligencia como la de peabody. Has hecho una gran contribución a alimentar el meollo del discurso nacionalista, que no es otro que el que "los catalanes" son un pueblo superior al resto de españoles. Con razón ganan por goleada (a mi pesar)
ANP dijo el día 9 de Febrero de 2011 a las 11:46:19:
Nos pasamos de listos, dice usted. Tendrá que reconocernos que en la actualidad y pensando de un modo pragmático, resulta que al resto de España le interesa mucho más la separación de Cataluña que a la propia Cataluña.
Si ustedes, los castellano-hablantes, no les dieran mayorías, una y otra vez a los separatistas, a lo mejor su propuesta sería digna de ser escuchada. Pero resulta que ustedes, los castellano-hablantes, elección tras elección, se van a playa el día de la votación. Permítame que deduzca entonces que a ustedes, los castellano-hablantes de Cataluña, les importa una higa lo que les pase a ustedes, a España, a cataluña y a su futuro. Ustedes les dan el poder de tocar presupuesto a señores que se gastan el dinero de los españoles en auténticas majaderías que no vamos a enumerar aquí porque están en la mente de todos. O sea, los representantes que ustedes eligen queman los billetes que en otras partes de España nos permitirían tener autovías y ahorrarnos accidentes monstruosos. Sus representantes hacen embajadas de cataluña y nosotros no tenemos dinero para pagarle a nuestros médicos.
Pues,...¿sabe lo que le digo?..¡que les den a los castellano-hablantes de cataluña!.
En Madrid, para desesperación de los que somos españolistas en Cataluña, se habla de las cosas de Cataluña de oído, con el resultado de que la respuesta al nacionalismo es un discurso tontorrón y contraproducente. Así, se le regala a los nacionalistas, que esos sí que saben, todo el protagonismo en este desgraciado asunto. La cuestión en Cataluña no es si se independiza o no. La cuestión en Cataluña es si la mayoría castellanohablante (cierto, somos castellanohablantes porque nuestro origen familiar no es catalán, pero somos la mayoría) vamos a seguir reconociéndonos como españoles vulgaris, que es lo que somos, y miembros de una sola nación española, o nuestros hijos van a adoptar la pedantería, tan bien promovida en las escuelas, de que por esforzarse en remedar en el habla a los autóctonos de más de 60 años somos "algo distinto". Si con un discurso potente, que sabe lo que se dice sobre la sociedad que vive y trabaja en Cataluña, se inclinara la balanza hacia lo primero, el asunto nacionalista quedaría enterrado para siempre. Si con discursos tontorrones (o pasándose de listos, como para mí es eso de querer la independencia de Cataluña desde fuera), se inclina la balanza hacia lo segundo, habremos desaprovechado la oportunidad de hacer de España una nación unitaria como los grandes estados nacionales europeos
Antes tenían al resto de España como mercado cautivo y ahora el cautivo es el presidente del gobierno.
Apúnteme en el partido por la independencia de catalunya, ya. Y que se lleven la Caixa, Gas Natural, etc. Y al BarÇa. ADEU.
Pues yo creo que si llegara un Gobierno (éste no, y probablemente ninguno de Mariano) que se pusiera en jarras frente a estos nacionalistas irredentos y les planteara la posibilidad de un referéndum vinculante, pero con la condición de no volver a España en 25 años si lo ganaran, Artur Mas y su troupe se irían por las patas abajo. Me imagino a Durán y Lleida y a Mas diciendo: "Hombre, cómo os ponéis... que no es para tanto".

Pues nada, peabody, sigue con tu tontería y nos hundimos todos juntos