Un Estado de Derecho no es cuando la institución judicial funciona a veces, sino el imperio absoluto de la ley. Que haya algunos jueces decentes que cumplan con su deber –aunque fueran la inmensa mayoría- no implica ni muchísimo menos que exista un Estado de Derecho, porque para que rija la ley es preciso que no quepa la menor excepción ni fisura. Si el sistema de juicios y recursos permite que alguna chapucilla se cuele, ya no hay Estado de Derecho que valga, señor Maestre.
Se podría objetar que lo mío es insensato fundamentalismo que convierte al ED en utopía inalcanzable. No es así, porque es obvio que no hablo de errores de hecho, de deficientes valoraciones de la prueba probablemente insoslayables, sino de palmarios fraudes de ley. Un ED como dios manda no admite ninguna inseguridad jurídica; ni doctrinas divergentes, ni votos particulares, ni interpretaciones creativas ni limbos jurídicos. Y no es quimera, la prueba pedestre es que si se amenaza con colgar al tribunal divergente cuyos miembros no puedan comunicarse ni acordar los fundamentos jurídicos relevantes al caso, veríamos como, oh prodigio, ninguno se apartaría de la ley ni un pelo. Vamos, que lo harían casi tan bien como cualquier programa informático. Para que impere el Derecho, la libertad, la política debe morir.
Perdone, pero con la que está cayendo –y no voy a empezar con la ya fatigosa y consabida relación de escandalosos desafueros- hablar de que vivimos en un Estado de Derecho me parece frivolidad y hasta colaboracionismo inconsciente.
Ojalá los parabienes que Vd. pregona y su inagotable fe en la Justicia de España cristalicen, desenmascarando a los sucios políticos que dieron la orden a los policías para que montaran el tinglado de las grabaciones "interrumpidas", desemboquen en su arresto, juicio y condena y no ocurra como en el juicio de la Casa de Campo que inicialmente parecía que iba por el camino correcto y luego se torció, cuando empezaron a surgir complicidades, silencios y dejaciones. Hay que esperar que acabe el asunto para opinar.
Me temo que aquí también habrán promesas, recompensas, ascensos, amenazas o todo el dinero que haga falta para conseguir que los malos y sinvergüenzas queden impunes, lo que se dice: "irse de rositas".
Don Agapito, para esperanza la que despertó el juez del "caminito de Jerez". Y ya sabe usted cómo acabó la cosa...
Así que, de momento, yo más que esperanza tengo simple espera. Ya veremos...
Desde luego, los jueces son quienes podrían hacer algo. Pero no sé si es mucho pedirles que actúen como héroes para una sociedad que ni siquiera es consciente de estar adocenada.
Oiga, yo tengo que pagar en impuestos siempre y por tanto puedo exigir que siempre un juez cumple con su obligación y no se deje llevar por la presión, el halago o el menú de Currito, por parte del Ministerio del Interior.
Y el Estado no queda a la espera de si yo quiero pagar ipuestos o no. Así que ¿por que tengo que quedar a la espera de que salga un policía honesto o un juez cumplidor, si a mi no me espera el Estado para que cumpla con mis obligaciones?. En todo caso lo que es de esperar, lo que ha de dar esperanza es que los funcionarios que fallen sean escasos y no que los funcionarios que cumplan sean una excepción, por mucha confianza que de tal excepción.