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Amando de Miguel

Posibles errores

Hay personas que se toman literalmente lo de "antibiótico" como lo contrario a la vida, algo así como un veneno.

El conocimiento científico no es la búsqueda de la verdad sino la continua eliminación de los errores, una tarea inacabable. Álvaro Ortiz de Zárate protesta de las veces en que ve escrito lo de "contrataque", cuando lo correcto sería "contraataque". Tiene toda la razón. Se debe decir "contraataque", por lo mismo que decimos "contraalmirante".

Muchas veces los errores no son solo de palabras sino de ideas, de nociones falsas. José María Navia-Osorio me cuenta algunas divertidas historias de médicos, vividas por él o por sus colegas. Esta es una señora embarazada que acude al ginecólogo para que le dé la baja en el trabajo. El médico realiza los correspondientes exámenes y pruebas; determina que la señora simplemente está embarazada, pero no padece ningún malestar, ninguna enfermedad o anomalía. Por tanto, el médico se niega a firmar la baja laboral. La señora demanda judicialmente al médico por "machismo". El asunto está en los tribunales. Supongo que el buen juez tendría que aceptar la interpretación del galeno de que el embarazo, sin más, no es una enfermedad. Otra historia médica. Es la señora que acude a la consulta con su hijo pequeño, al que se le diagnostica una infección grave de las vías respiratorias. El médico prescribe un antibiótico. Hasta ahí podíamos llegar. La madre monta en cólera y denuncia al médico por mala práctica. Hay personas que se toman literalmente lo de "antibiótico" como lo contrario a la vida, algo así como un veneno.

Javier Alvear me reprende por mi interpretación de que, en el cuadro de las Meninas, la dama ofrece a la infanta un pedazo de barro para masticarlo. Esa es la interpretación que yo creía auténtica, porque la he leído así no sé dónde. Don Javier me dice que lo que le entrega la dama a la infantita es un búcaro de cerámica de Tonalá, hoy Jalisco, México. Ahí queda eso. Todos los días se aprende una cosa nueva. Lo curioso es que Velázquez no está pintando la escena de las meninas con la infanta sino a los reyes.Es un juego genial de realidades, un poco como hace Cervantes en el Quijote.

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