Alberto, creo que generaliza usted demasiado al hablar de los gustos de las mujeres en materia de trabajo. Las hay a quien les gusta el papel de ama de casa (las menos, por lo que veo a mi alrededor, o las que tienen menor cualificación profesional) y las que estamos encantadas ejerciendo una profesión. El problema -muy gordo- es el de la conciliación del trabajo fuera de casa y el de dentro; ahí sí deberían tomarse medidas. Porque el trabajo casero es tan pesado y poco agradecido, que somos muchas las que estamos deseando que tras un fin de semana demencial, intentando hacer todo lo que no hemos podido durante los días laborables, llegue el lunes para poder descansar -al menos mentalmente- en nuestras oficinas o lugares de trabajo. Que, al menos en mi caso, resulta bastante más gratificante.
[Divara] Se queja vd de que "también es verdad que la mayoría de las mujeres jóvenes no tenemos posibilidad de elegir entre trabajar o quedarnos en casa a cuidar de los hijos. Una hipoteca o alquiler se lleva la mayor parte de una nómina media, por lo que no se puede montar una familia a no ser que entren dos nóminas en la casa."
En esa realidad que vd. describe (que "la mayoría de las mujeres jóvenes no tiene posibilidad de elegir...etc") escamotea la otra mitad de esa realidad: que "prácticamente ningún hombre, joven o no, tiene la posibilidad de elegir...".
Y no es que vd. no se dé cuenta de esa otra mitad de la realidad: es que la da por supuesta (cuando dice que "no se puede montar una familia a no ser que entren dos nóminas en la casa" se queja vd. de que la segunda nómina no sea opcional, ya que da por supuesto que la primera -la del hombre- es obligada).
Espero que no me tome a mal el comentario (leo a menudo sus comentarios y me parece que son en general muy razonables y sensatos). Me limito a resaltar cómo hay una serie de presupuestos que forman parte del subconsciente colectivo, presupuestos que no tendrían ningún inconveniente (al fin y al cabo, suelen reflejar cómo somos, aunque se trate de aspectos políticamente incorrectos) si no fuera porque a menudo se traducen en políticas desequilibradas o incluso discriminatorias (por ejemplo, la reconciliación de la vida personal y laboral suele gestionarse desde departamentos llamados "de la mujer" -sean consejerías, ministerios, institutos u observatorios-, lo que significa que las pocas medidas que se emprenden suelen estar orientadas a las mujeres, excluyendo a los hombres).
Al final, los hijos necesitan a ambos padres: ni sólo a la madre ni sólo al padre (aunque ciertamente los niños suelen demostrar más apego por la madre que por el padre, al que SIEMPRE ven menos).
Pero esta sociedad impregnada de feminismo radical ha desterrado a los padres de la vida de sus hijos, y va camino de desterrar también a las madres que quieran serlo.
Un saludo.
[krakoa] Curioso que vd. reconozca lo valioso de quien ha escrito tan lúcido artículo. Por eso mismo, entiendo que ante la grandeza de las ideas que en él se vierten, sienta vd. un sentimiento de pequeñez al leerlo, un sentimiento que le hace sentir vergüenza, incluso cierta culpabilidad por haber sacado la cabeza del lodazal y haber atisbado un poco del mundo real.
Pero no se aflija: es leyendo sobre las grandes ideas como crece uno mismo y madura. Desde aquí le animo a que se abra a la cultura y a que descubra algo más allá de los Lunnis y Público, conocidas herramientas de manipulación ideológica. Incluso Barrio Sésamo y El Libro Gordo de Petete ya serían para vd. un avance considerable.
De modo que vayamos poco a poco. Si quiere, empiece por reconocer una obviedad: que hombres y mujeres somos diferentes (no mejores ni peores sino simplemente diferentes).
Eso ya sería un buen punto de partida, aunque tal vez sea pedir mucho visto su historial...
Un saludo.
La verdad es que los mismos a los que se les llena la boca con el rollo de la dignidad de la mujer desprecian profundamente a las mujeres que no trabajan fuera de casa ("marujas") y a las que tienen 5 hijos ("opusinas"). Hoy en día, la distribución de tareas está mal vista, a pesar de que esté pactada por la pareja.
Pero también es verdad que la mayoría de las mujeres jóvenes no tenemos posibilidad de elegir entre trabajar o quedarnos en casa a cuidar de los hijos. Una hipoteca o alquiler se lleva la mayor parte de una nómina media, por lo que no se puede montar una familia a no ser que entren dos nóminas en la casa. Y encima, tampoco hay prácticamente ayudas a la familia (no hablo de ayudas económicas, sino de abrir posibilidades como el teletrabajo).
En fin, que en algún momento nos engañaron. Y hemos hecho un par con unas tortas.
Como siempre, gran artículo de Alberto Gómez.
En cuanto a los orígenes doctrinales del feminismo radical y la ideología de género, yo añadiría a los nombres que ha aportado (Franz Boas, Karl Marx), los de Engels ("El origen de la familia, la propiedad privada y el estado") y Simone de Beauvoir ("El segundo sexo"). Los otros ideólogos, básicamente, se han limitado a desarrollar las ideas y premisas establecidos por ellos.
Todos ellos tenían en común un profundo desconocimiento de la naturaleza humana.
A mí, todos esos ideólogos ignorantes, partidarios de la ingeniería social y supuestos liberadores de la humanidad, me recuerdan a esos niños que afeitan los bigotes al gato pensando que no sirven para nada, ignorantes de que cumplen una importante función sensorial, sin la cual el gato está como perdido.
El artículo hace una alusión a esos irreales personajes cinematográficos interpretados por mujeres que no tienen la más mínima conexión con la realidad. Si bien es cierto que muchos personajes masculinos (James Bond, Rambo, Batman, Conan, Transporter, etc.) son una exageración irreal, al menos encarnan cualidades masculinas. Hipertrofiadas, eso sí. Por el contrario, personajes como Lara Croft, la teniente Ripley de "Aliens" o las asesinas de Kill Bill no representan siquiera cualidades femeninas. Y es que, en realidad, no son personajes femeninos. No por casualidad, esos personajes suelen ser creados por hombres, que les otorgan sexo femenino por oportunismo comercial. Sería interesante hacer un estudio para averiguar cuál es la valoración que el público hace de esos personajes, en función de su sexo, el grado de identificación que tiene con ellos...
que valor escribir este articulo... QUE VALOR, me averguenzo de haberlo leído.,
Chapeau!!!
¡Magnífico Alberto! Magnífico, de verdad.
No puedo seguir. Lo volveré a leer.
El autor culpa de todos esos problemas a la agenda feminista, un producto claramente masculino, que favorece al estrato con más poder en la sociedad. En absoluto culpa a las mujeres, como los progrerío twitean por ahí.
El link que figura en el artículo explica todo el asunto de forma bastante clara.
krakoa, para exorcizar el pecado de haber leido este artículo, tienes que rezar dos credos progresistas y un señor mío Zapatero. Luego a peregrinar al siguente Forum de las Culturas que se inaugure. Con eso tus pecados progresistas serán perdonados.