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¿Son seguras las centrales nucleares?

La primera lección que tenemos que aprender es evitar en un futuro la indignidad de algunos políticos y la frivolidad y falta de rigor de gran parte de los medios de comunicación en el tratamiento de esta tristísima situación que vive el pueblo japonés.

Halsey dijo el día 22 de Marzo de 2011 a las 22:16:

Por lo menos que conste que he llegado a ver su contestación a pesar de que la noticia no sale en la edición de hoy. Gracias.
No acabo de ver la correlación exponencial de la altura de las olas con el grado de la escala de Richter. Según los exponentes y la ola base, a ese paso el maremoto de ahora igual debía tener 100 metros.
He leído en Público unas declaraciones muy interesantes de un Catedrático de Física Nuclear de Sevilla donde informa que los grupos de autobombas estaba por debajo del nivel del mar para ahorrar altura de bombeo. Con estas cosas empiezo a pensar que algunos ingenieros de diseño están locos y sus supervisores descerebrados.
La altura de las olas es la clave. Principalmente la energía de la ola es la altura, no la longitud de onda. Si la ola no va muy deprisa su impacto lo frenará un buen diseño de la forma de la pared de la represa. Parece que no habrá golpe de ariete por lo que he visto en los vídeos.

punt dijo el día 22 de Marzo de 2011 a las 12:55:

Parece que no sale, reenvío:

[Halsey] Ciertamente, 10 metros para un maremoto son MUCHOS metros, pero es que tres también lo son.

Como le digo, cada grado adicional en la escala de Richter produce ondas de 10 veces más amplitud que un terremoto del grado anterior. No soy sismólogo, de modo que no lo sé con certeza, pero sí me parece lógico que la altura del tsunami, el volumen de agua movilizada por el seísmo, sea más o menos proporcional a esa amplitud. Así, para producir un tsunami de tres metros de altura se necesitaría un terremoto de intensidad netamente superior a los 8 grados.

El caso es que me ha dado por plantearme: ¿Por qué un tsunami de tres metros de altura nos parece "pequeño"?

Creo que la respuesta estriba en que mentalmente hacemos la equivalencia entre la altura del tsunami y la altura de las olas durante una tormenta, cuando ambas no tienen nada que ver:

- las olas son un fenómeno de muy baja intensidad, muy superficial y provocado por el viento. Como el volumen de agua implicado en cada ola es muy pequeño, la energía y el alcance que pueden tener también son muy pequeños. Coge un vaso de agua y sopla sobre él con una pajita: probablemente salpicarás mucho, pero el grueso del agua no se habrá inmutado.

- Por su parte, un tsunami es un fenómeno de enorme intensidad, profundo y que está provocado por un corrimiento de tierra que descarga una enorme energía. Las olas son de gran altura (varios metros), enorme longitud (decenas de kilómetros) y gran velocidad (varios cientos de kilómetros por hora). Debido a su gran longitud, un tsunami no "rompe" contra la costa, sino que la inunda, ya que no es un "pico" de agua tras el que hay inmediatamente un "valle" (lo que hace que el impacto del agua sea aislado) sino que es un crecimiento sostenido del nivel del agua (lo que hace que no pueda retroceder sino sólo avanzar). Coja un vaso de agua y agítelo.

Se puede encontrar bastante información sobre los tsunamis en Internet, por ejemplo aquí:

_http://www.windows2universe.org/earth/tsunami1.html&lang=sp

Un saludo.

punt dijo el día 22 de Marzo de 2011 a las 10:50:

[Halsey] Ciertamente, 10 metros para un maremoto son MUCHOS metros, pero tres también lo son.

Como le digo, cada grado adicional en la escala de Richter produce ondas de 10 veces más amplitud que un terremoto del grado anterior. No soy sismólogo, de modo que no lo sé con certeza, pero sí me parece lógico que la altura del tsunami, el volumen de agua movilizada por el seísmo, sea más o menos proporcional a esa amplitud. Así, para producir un tsunami de tres metros de altura se necesitaría un terremoto de intensidad netamente superior a los 8 grados.

El caso es que me ha dado por plantearme: ¿Por qué un tsunami de tres metros de altura nos parece "pequeño"?

Creo que la respuesta estriba en que mentalmente hacemos la equivalencia entre la altura del tsunami y la altura de las olas durante una tormenta, cuando ambas no tienen nada que ver:

- las olas son un fenómeno de muy baja intensidad, muy superficial y provocado por el viento. Como el volumen de agua implicado en cada ola es muy pequeño, la energía y el alcance que pueden tener también son muy pequeños. Coge un vaso de agua y sopla sobre él con una pajita: probablemente salpicarás mucho, pero el grueso del agua no se habrá inmutado.

- Por su parte, un tsunami es un fenómeno de enorme intensidad, profundo y que está provocado por un corrimiento de tierra que descarga una enorme energía. Las olas son de gran altura (varios metros), enorme longitud (decenas de kilómetros) y gran velocidad (varios cientos de kilómetros por hora). Debido a su gran longitud, un tsunami no "rompe" contra la costa, sino que la inunda, ya que no es un "pico" de agua tras el que hay inmediatamente un "valle" (lo que hace que el impacto del agua sea aislado) sino que es un crecimiento sostenido del nivel del agua (lo que hace que no pueda retroceder sino sólo avanzar). Coja un vaso de agua y agítelo.

Se puede encontrar bastante información sobre los tsunamis en Internet, por ejemplo aquí:

_http://www.windows2universe.org/earth/tsunami1.html&lang=sp

Un saludo.

Halsey dijo el día 21 de Marzo de 2011 a las 22:16:

A Punt. Muchas gracias por la información. No tengo idea de la magnitud de la distribución de la altura de los maremotos. A salto de mata si había previsto tres metros parece poco. Otra cosa es que 10 metros sean muchos metros. Pero si se tienen datos de maremotos próximos a esa altura parece lógico haber construído protecciones más altas. Con el argumento añadido, para horror de los antinucleares, de que es una medida barata.
Otra cuestión es lo de la concentración de estas centrales si ésta supone un mayor riesgo por "contagio" en caso de emergencia.
Por lo demás todo esto seguro que contribuirá a saber más sobre medidas de seguridad a tomar.
Ahora a rezar por todas las víctimas de la aviación civil y de las minas de carbón.

punt dijo el día 21 de Marzo de 2011 a las 18:26:

[Halsey] Según tengo entendido, la central estaba preparada para un seísmo 30 veces menor que el que se produjo (en la escala de Richter, de grado 7,5/8 -he leído ambas cifras en diversos medios- en lugar de el de grado 9 que se produjo).

Por lo que tengo visto (hablo de memoria), cada grado adicional en la escala de Richter desencadena, con respecto al grado anterior:
- Una liberación de energía 33 veces superior.
- Ondas de amplitud 10 veces superior.

Por otra parte, tengo leído también que el tsunami que arrasó la costa de Japón estaba formado por olas de 10 metros de altura (más o menos como una casa de 3 pisos) en lugar de los 3 metros para los que esas regiones estaban preparadas, en función de su historia sísmica.

Entiendo que la central estaba preparada sobradamente para un terremoto de grado 8 y el subsiguiente tsunami de 3 metros de altura, pero no para el 30 veces más energético terremoto de grado 9 y su tsunami de 10 metros de altura (que, aun así, soportó bastante bien, dadas las circunstancias).

De todos modos, si alguien tiene la información concreta, ciertamente, sería del mayor interés.

Un saludo.

campoman dijo el día 21 de Marzo de 2011 a las 17:36:

Artículo muy de agradecer por lo que tiene de clarificador de este tema, sobre el que tanta información confusa nos llega. Como ejemplo de político irresponsable tenemos al Comisario de energía de la UE Günther Oettinger de la CDU de la Merkel, reputada lider populista alemana. como estamos viendo en este tema y en el de la intervención extranjera en Libia (lo único que le importa es que le voten sin tener principios ni vergüenza de ningún tipo). Como medio español que ha hecho un seguimiento absolutamente sensacionalista, vergonzoso e indigno hay que señalar al ABC, que con tal de vender unos pocos periódicos más o ganar algunos lectores digitales no ha dudado en asustar a mucha gente. Para mí, esto último, ha sido una decepción. Estos políticos y periodístas son, sencillamente, mala gente.

punt dijo el día 21 de Marzo de 2011 a las 16:35:

Excelente artículo, debo decir que a diferencia del como mínimo prematuro "Me Equivoqué" de Jorge Alcalde (en el que, por ser artículo del suplemento Fin de Semana, no se puede comentar).

La verdad, no sé en qué se supone que se equivocó el sr. Alcalde al "apostar" por la seguridad de la central, del mismo modo que no sé por qué puede creer ahora el sr. Alcalde que "acierta" al "reconocer" una "catástrofe" que no se está produciendo.

Imaginemos un automóvil que tiene un accidente a 3600 km/h (en lugar de a 120), tras el que los ocupantes salen heridos de diversa gravedad, pero vivos todos ellos. ¿En serio puede decirse que ese automóvil que ha tenido un accidente a 30 veces la velocidad normal es "inseguro" porque sus ocupantes no han salido totalmente indemnes, sin siquiera despeinarse?.

Pues exactamente lo mismo ha pasado con Fukushima: ha recibido un impacto 30 veces mayor del esperado, ha sido barrido por un tsunami 3 veces más alto que el calculado, y ha soportado ese golpe que excedía de tan desigual manera lo que se suponía que tenía que soportar. Y sigue en pie. Con muchas dificultades, en precario por momentos, pero en pie y con una razonabilísima estanqueidad en sus núcleos.

¿Qué debería haber pasado para que el sr. Alcalde "acierte"? ¿Absolutamente nada después de semejante cataclismo?

Creo que lo que está pasando es lo mínimo que podría esperarse después de lo que la central ha tenido que soportar, y hasta la fecha no parece que haya que temer ni víctimas ni tan siquiera daños relevantes en la salud de nadie.

La seguridad absoluta no existe, siempre es relativa, y no existe porque "el riesgo cero tiene un coste infinito", como se citaba por aquí hace unos días.

Es triste ver cómo, en este mundo loco en el que vivimos, donde todo aparece al revés de como es en realidad, quien acertó reconozca su derrota ante quienes se equivocaron, sólo porque al acierto y al error se les mide con varas de medir diametralmente opuestas, porque la razón necesita un 10 sobre 10 para que no le acusen de haberse equivocado mientras que a los demagogos se les reconoce haber acertado hasta cuando predicen mil cosas incompatibles entre sí, y acaba sucediendo una que no es ninguna de las que predijeron (*).

Un saludo.

(*) Dice Jorge Alcalde en su artículo que unos y otros "apostaron" por las diferentes posturas, y que acabaron teniendo razón quienes habían apostado por la catástrofe.

Falso.

Tienen razón quienes apostaron por una conclusión basada en premisas reales, sean éstas halagüeñas o descorazonadoras, sean las conclusiones leves o graves.

Quienes apostaron por vociferar un prejuicio prescindiendo de toda razón que lo avale se equivocaron, aunque la realidad refleje alguna pincelada de lo que ellos vociferaron (sólo alguna pincelada, en absoluto todo).

Un matemático que desarrolla un complejo problema pero se equivoca en un paso o deja de contemplar una posibilidad está muchísimo más cerca de la verdad que un ignorante que siempre dice en voz alta el mismo número confiando en que se cubrirá de gloria el día que la solución al problema que se plantea coincida con ese número: aunque un día acierte el número, seguirá estando en las antípodas de la realidad.

Los científicos aciertan, los Algoreros del Ultimo Día fallan.

Alcalde acertó, la jauría antinuclear se equivocó.

Halsey dijo el día 21 de Marzo de 2011 a las 15:12:

Me gustaría que informara qué protecciones tenía la central contra los maremotos. No es lógico duplicar todos los medios de la central y no protegerla contra dicha circunstancia. Más en el Japón, más a nivel del mar.

ediec dijo el día 21 de Marzo de 2011 a las 13:49:

No es mi deseo polemizar, pero, sí en cambio, dejar mi opinión al respecto de la “clase magistral” que supone su artículo y que nos ha impartido a los lectores más o menos legos. No sé si tiene o ha tenido usted formación y/o ocupación científica o, por el contrario, es UD. una mera representante de la clase política y que ha ejercido un cargo administrativo en ese nuclear sector. En realidad no importa que sea de un tipo u otro; lo que sí de verdad importa es que es UD., es sin duda, parte directamente implicada en la cuestión nuclear y eso -para mí-, la descalifica por obvia razón, para opinar de tan sensible, terrible y letal asunto.
Dice UD. que en la naturaleza nada es seguro al 100%; sin duda tiene razón, aunque sea ésta una razón de alto contenido demagógico. La supongo a UD. lo suficientemente culta como para darse perfecta cuenta de la imprevisible inestabilidad del suelo que pisamos -aunque sea detectable-; a pesar de esta evidencia el progreso de la tecnología ha avanzado en cortísimo tiempo y en el contexto del Universo, de forma espectacular; la progresión ha sido geométrica, o casi... Pero ello no es óbice para que se pongan en práctica y exploten elementos peligrosísimos, letales y, esto, aún teniendo en cuenta sus terribles e imparables consecuencias, como es el caso de la fisión del átomo y la manipulación de elementos de tan larga vida activa como son, en general los elementos radiactivos. Convenga conmigo Sra., que a pesar de la implementación de “todas” las seguridades y normativas que UD. quiera, no es de recibo, que se siga por ese terrible camino y a costa de tal precio. Y no haría falta volver a las cavernas como dicen en su discurso algunos demagogos. Los políticos tendrían que concienciar y legislar en consecuencia. Habrá que joderse y seguir investigando-utilizando energías alternativas aunque éstas tengan un costo ecológico -que todas lo tienen, naturalmente- y se dejen de manipular elementos que a la vista y consideración de una escala de SEGURIDADADES-CONSECUENCIAS no dejan lugar a la duda. O no debieran, de no mediar intereses de inmediatez que a la larga -en realidad, corta- supongan la destrucción absoluta. Somos muchos los habitantes de este insignificante e inestable planeta -como por desgracia se ha puesto de manifiesto una vez más-, que nos negamos en redondo a que se siga masacrando a nosotros y a NUESTRO PLANETA en aras de especulaciones e intereses políticos, como se ha venido haciendo hasta la fecha.
Sin ánimo de ser catastrofista -y menos aún “apocalíptico” como el otro- pero sí realista, pienso que quizá estemos aún a tiempo de salvar el MEDIO de nuestros descendientes o, aún más inmediato y egoísta: el nuestro propio. Sería necesario. Fuera cual fuese el costo de las medidas a tomar. Por todo esto Sra., con perdón, es por lo que no considero válida la partidista opinión de su “magistral” artículo.

Hartado dijo el día 21 de Marzo de 2011 a las 11:26:

Tras la Bomba de Hirosima, y acabada la II Guerra Mundial, se hicieron estudios y propuestas para "ciudades del futuro", para prevenir una bomba como aquella.

La solucion era desparramar los edificios, hacer "ciudades jardin".

Porque, digamos o simplifiquemos. Si cae una bomba, destroza un radio de cien metros, mara en un radio de mil metros, y contamina en un radio de diez kilometros.
Eso no lo puede impedir el urbanista, pero puede -desparramando- bajar el numero de muertos y contaminados. No es lo mismo caer en el Empire State que en un campo de maiz.

Por tanto, situando una central nuclear en terreno no sismico y alejado de la costa -o elevado a cota cien metros por ejemplo- bastaria ponerlo en una zona que en diez kilometros no hubiera poblacion. Lo que es facil en secano. Los pueblos de la meseta suelen estar a 20 Km unos de otros.
Con todo nunca estarian a salvo de un ataque terrorista.
Cualquier mortero, hoy acierta desde diez kilometros con un error de cinco metros.

El panico nuclear del pueblo, lo desmienten los habitantes de Garona o de Hospitalet Vandellos.
Ellos tan tranquilos, y los locutores buscando alguien que, ante los microfonos, se sienta preocupados, alarmados...

Me recuerdan cuando en Castellon hallaron huesos humanos numerosos. Lo llamaron "El jardin de los horrores". Y tve1 queria hallar vecinos asustados, con pesadillas.. Isabel Ballester se sorprendía de su tranquilidad. Instaba a la locutora desplazada a que hallara gente que ni duermiera... y no salían. Los presuntos entyerradores no daban miedo, eran amigos, seguían compando en su tiendecita.... Lo que resultó lógico, pues eran huesos procedente de un osario que les vendieron y usaron de relleno...
Aqui lo mismo: han de temer, temer, temer...

Planifiquen bien. Que gente como Dº

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