Todo apunta a que los dos grandes del disco duro, Seagate y Western Digital, van a hacerse con todo el mercado. Poco a poco han ido comprando competidores menores y engordando su cartera de productos. Los inventó IBM en 1953, pero el mismo gigante azul renunció a seguir fabricándolos en 2003, fusionando esa división con la de Hitachi, que a su vez ha sido comprada por Western Digital. Hace unos años cayó un gran clásico, Maxtor, que fue adquirido por Seagate en 2005 y ahora parece que Samsung podría seguir el mismo camino.
El panorama del mercado sería el de dos grandes actores con más del 40% de la cuota de mercado y unos pocas empresas con un porcentaje ínfimo, un pelotón de los torpes que lideraría Toshiba. Y no, esos discos externos tan bonitos de Lacie, Verbatim y otras compañías no guardan dentro un disco de Lacie, Verbatim o la marca que sea, sino del increíblemente menguante número de empresas que se dedican a lo difícil, que es fabricar el disco de 1 o 2 terabytes que hay en su interior.
Así, de primeras, la situación puede resultar preocupante. Si hay menos empresas, habrá menos competencia y, por tanto, subirán los precios y bajará la calidad. Pero la situación está lejos de ser tan clara. Lo cierto es que a estas alturas de la película es normal que existan pocos competidores. En la película de Norman Jewison Con el dinero de los demás, el personaje interpretado por Danny de Vito, llamado Larry "El Liquidador", pone a los accionistas de una venerable compañía fabricante de cable un ejemplo para convencerles de que le dejen deshacer la compañía. A principios del siglo XX existían docenas de empresas que fabricaban látigos para coches de caballos. Años después, tras la aparición del automóvil, fueron cerrando. La que quedó, decía "El Liquidador", seguro que hacía los mejores látigos de todos. Pero, ¿quién querría tener acciones de esa compañía?
La fibra óptica había dejado obsoleta a la New Englad Wire and Cable de la película, y los discos de estado sólido, sea con las actuales memorias o con los futuros memristores, amenazan con hacer lo propio con los discos duros magnéticos de toda la vida. Son aún muy caros, pero empiezan a usarse en algunos ordenadores: se lo aseguro, si quieren un plus de rendimiento, la mejor inversión que pueden hacer sobre una configuración estándar es comprar un SSD como disco principal. Cada vez que arranco mi ordenador estoy más convencido.
Así que lo normal, en un sector que se prevé que en los próximos años va a disminuir de importancia y de tamaño, con unos márgenes pequeños, que requiere grandes inversiones para mantener el nivel de innovación –especialmente en capacidad–, se lo queden un par de empresas y, si me apuran, una. No deberían temer aumentos de precios ni ninguno de los males asociados a los monopolios. Tienen competencia más que de sobra de empresas que no fabrican discos duros.