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Maniobras y demostraciones

Las rígidas órdenes emitidas desde el Ministerio de Defensa, la política de "cuantos menos tiros mejor", empaña la imagen militar.

Según cuentan las crónicas, la operación de asalto y rescate se vio dificultada por el viento. Al objetivo se acercaron los comandos de la FGNE (Fuerza de Guerra Naval Especial) desde dos lanchas y un helicóptero. Desde las primeras, los soldados abrieron fuego para despejar la cubierta de terroristas, mientras desde el helicóptero un grupo de marines se descolgaba sobre el puente de mando de la nave. En un tercer momento, cubiertos por francotiradores, los soldados de las lanchas subieron a cubierta, y fueron despejando las instalaciones hasta llegar a la estancia segura donde la tripulación del mercante se había encerrado. En total, la operación duró diez minutos: los secuestradores fueron detenidos y los secuestrados, liberados.

Pero hay dos problemas. El primero, que no se trataba en realidad de un barco mercante, sino de un cazaminas de la Armada actuando como tal. El segundo, que la operación no se desarrolló en aguas somalíes, sino españolas. El tercero, que no había piratas. Era, en fin, una espectacular demostración teatral escenificada ante la visita del Príncipe de Asturias a las instalaciones que en Cartagena tienen la Fuerza de Guerra Naval Especial y el Centro de Operaciones y Vigilancia Marítima (COVAM). La ocasión lo merecía, porque se trataba en verdad de una visita histórica estas unidades.

La demostración dejó clara ante el Príncipe de Asturias y la opinión pública la enorme capacidad de estas unidades: en material y pericia se encuentran a la altura de las mejores del mundo. Sin embargo hay un problema: hasta ahora, ésta sólo se ha mostrado en maniobras y demostraciones ante autoridades y medios de comunicación, pero no en circunstancias reales, con piratas reales y rehenes reales. Algo que no se puede achacar a nuestras tropas, pero sí al Gobierno. Las rígidas órdenes emitidas desde el Ministerio de Defensa, la política de "cuantos menos tiros mejor", empaña la imagen militar. Nuestros soldados han tenido ocasiones de mostrar su pericia en operaciones contra piratas reales y no simulados: la más amarga ocurrió en 2009 con los piratas del Alakrana. Entonces, las capacidades militares españolas no fueron capaces de impedir que los piratas se saliesen con la suya. Las restricciones al uso de la fuerza en Afganistán, favorecen también a nuestros enemigos, y castigan a nuestras fuerzas.

Tras aquella la lamentable operación del Alakrana, Carmen Chacón aún defiende el pago de rescates y el freno al uso de la fuerza por parte de nuestros soldados. Para los soldados queda el lamentable contraste entre las escenificaciones y las operaciones reales, entre la perfecta ejecución de las maniobras y demostraciones, y los problemas en las operaciones reales. Y de este contraste las perjudicadas son nuestras Fuerzas Armadas. 

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