Recuerdo dos anécdotas muy ilustrativas. En 1979, Alianza Popular, precursora del PP, sustituyó a su cabeza de lista por Barcelona en las elecciones de 1977, Laureano López Rodó, por... nada menos que Antonio de Senillosa. O sea, un devoto y castísimo miembro de Opus Dei por un golfo juerguista y mujeriego frecuentador del Boccaccio. Para sorpresa de muchos, la nueva lista obtuvo casi exactamente los mismos votos que en la elección anterior.
Por esa época, en víspera de las eleccones, casi todos los afiliados de AP en Barcelona se dieron de baja, hartos del trato que recibían de Madrid. Recuerdo a un conocido que me dijo "he ido a darme de baja, pero me han dicho que no puedo hacerlo sin haber pagado las cuotas atrasadas" y añadió "en cualquier partido normal, cuando no pagas te echan; aquí, cuando no pagas no te puedes ir".
El PP de Cataluña nunca ha sido nada, excepto quizá durante el breve periodo de Vidal-Quadras (el cual, por cierto, no parece haber sufrido ningún trauma por ello). Es, como dicen los nacionalistas (que en esto tienen razón) una sucursal de Madrid pura y simple. Tiene un electorado sumamente fiel, alrededor del 12-15%, que es inasequible al desaliento e indiferente a quiénes sean los candidatos. Al votante del PPC no le importa quién esté en la lista: sólo le importa que la lista haya sido designada a dedo desde Madrid. De hecho, el PP podría disolver su sucursal catalana, para ahorrar gastos, y confeccionar las listas de Cataluña con personas que ni siquieran vivan en dicha comunidad. Los resultados electorales serían los mismos.
He vivido muchos años en Cataluña, pero la motivación de voto de los votantes del PP sigue siendo para mí un absoluto misterio. Desde hace un año vivo en Pamplona, y he observado que el votante españolista-derechista de Navarra posee características aproximadamente inversas al homólogo de Cataluña. El españolista-derechista navarro se siente no ya español sino "pluscuam-español", y para defender su españolidad no se fía en absoluto de "los de Madrid", a los que considera "poco españoles" y capaces de pactar con los vascos la entrega de Navarra. El origen de UPN fue precisamente la rebelión contra un supuesto pacto de Suárez con el PNV. Tras la escisión UPN-PP, casi todos los votos de la derecha españolista pasaron a UPN (en las elecciones al Parlamento de Navarra, UPN obtuvo 19 escaños y el PP sólo 4). Es interesante observar que, análogamente, el supuesto pacto Suárez-PNV provocó una escisión en el PNV, lo que dio origen a Eusko Alkartasuna (actualmente incluida en Amaiur). O sea, el españolista de Cataluña suspira por ser una sucursal de Madrid, el españolista de Navarra no acepta ser sucursal de nadie.